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Extrañas sensasiones [Pv. Cyan]
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El pelirrojo se encontraba caminando por aquel lugar, el viento mecía su cabello suavemente, así como el peluche que fungía como parte de su vestimenta, sintió una pequeña punzada en su mano izquierda y miro el guante que la cubría, termino por suspirar para continuar con su andar, respirando el aire fresco cerrando sus ojos cuando escuchaba algún sonido de su agrado.
Estuvo caminando por un largo rato mirando las tiendas por afuera a través de los ventanales o solo lo que podía ver a través de lo que las puertas permitían visualizar, realmente no sabía si entrar o no, algunas realmente llamaban su atención y deseaba entrar a aquellas que estaban repletas de deliciosos aromas, pero cuando estaba a punto de entrar a cualquiera de ellas decidía finalmente no entrar.
Caminó por un largo rato hasta que se detuvo finalmente fuera de una tienda, inhalo profundo hasta llenar sus pulmones de aquel agradable aroma y mas por instinto que por otra cosa termino entrando al local mirando todo lo que había ahí, se trataba de cosas que realmente no conocía del todo, pero estaba dispuesto a aprender, no quería quedarse en blanco y aprendería todo lo que fuera necesario, se acerco a unas vitrinas mirando lo que había en ellas, mirando las combinaciones de colores, los brillos que despedían algunas cosas.
Estuvo caminando por un largo rato mirando las tiendas por afuera a través de los ventanales o solo lo que podía ver a través de lo que las puertas permitían visualizar, realmente no sabía si entrar o no, algunas realmente llamaban su atención y deseaba entrar a aquellas que estaban repletas de deliciosos aromas, pero cuando estaba a punto de entrar a cualquiera de ellas decidía finalmente no entrar.
Caminó por un largo rato hasta que se detuvo finalmente fuera de una tienda, inhalo profundo hasta llenar sus pulmones de aquel agradable aroma y mas por instinto que por otra cosa termino entrando al local mirando todo lo que había ahí, se trataba de cosas que realmente no conocía del todo, pero estaba dispuesto a aprender, no quería quedarse en blanco y aprendería todo lo que fuera necesario, se acerco a unas vitrinas mirando lo que había en ellas, mirando las combinaciones de colores, los brillos que despedían algunas cosas.
Cain
Mensajes : 14
El reloj marcó las 6:00 de la madrugada.
Uno a uno los androides eran encendidos para iniciar con las labores previas a la apertura de la tienda donde se encontraban cautivos y exhibidos para su venta. El primer paso era soportar la limpieza, donde un par de vendedores somnolientos debían tallarlos con toallas húmedas para hacer que la silicona oriental con la que era simulada la piel reluciera cual porcelana, el segundo paso era el cepillado de cabello, donde usualmente no había demasiado cuidado, solo debían los hombres procurar no sacar demasiadas hebras de las cabezas mecánicas, pero con el pensamiento de que los sensores de sensibilidad de los androides no eran muy agudos, jalaban el cabello con cada pasada del peine. El tercer paso consistía en desnudar a los androides para ataviar los cuerpos en ropa nueva y que no se notase descuido; en el caso de Cyan, siempre eran kimonos bordados aún a mano, de colores llamativos y telas finas debido al público para el que su modelo, Delta, era dirigido.
Detestaba esa tediosa rutina, repudiaba también a los vendedores de su sección, le tocaban y maniobraban con él como si no pudiese hacerlo solo por el mero hecho de tocar algo lujoso.
Una vez estuvo listo fue cargado por dos hombres a quienes conocía desde que había arribado a la tienda y parado en la tarima que prácticamente figuraba como su hogar, es ahí donde era exhibido cual vitrina como demostración para los clientes. No le molestaba en absoluto estarse parado ahí hasta el anochecer, pues se halagaba con las personas que pasaban por ahí y hacían positivos comentarios, ello superaba la molestia de estar en un altillo reducido en espacio. Con un movimiento leve de su cabeza dio un saludo al Alpha que siempre estaba en la tarima de al lado y luego dirigió su mirada al frente, ahora solo restaba esperar a que los hombres terminaran de acomodar y limpiar todo para que a las 8:00 de la mañana según el reloj, se abrieran las puertas para el público.
Todo debía ser muy simétrico y eficiente porque el dueño se paseaba a menudo para cerciorarse del buen funcionamiento y manutención de la tienda y los ejemplares en ella, así que sin tardar ni una milésima, presionaron el botón que permitiría a futuros compradores adentrarse en este moderno local que poseía los mejores androides con la variedad deseada. A primera hora ya entraba gente, la demanda por estos entes mecánicos e infalibles era muy alta y además estaban de moda en sociedad. Todos los vendedores ya estaban en sus puestos y su tarea era dar un paseo junto a los interesados e ir dando descripciones muy completas de cada tipo de androide, comentar sobre sus creadores, las funciones y sus bondades, hablar acerca de los materiales utilizados en los cuerpos y por supuesto, convencerlos de que tan elevado precio a pagar sería una buena inversión.
Cyan era inexpresivo, usualmente no abría la boca ni sonreía a quienes se acercaran precisando un modelo Delta, era tan flemático y soberbio que los compradores se veían forzados a elegir a otros de su misma clase, aparte de manifestar que comprar un tutor como Cyan para un joven en edad hormonal, sería mas una distracción que un aporte. Eso le relajaba, sentía que de ese modo él podría elegir a su dueño tan solo haciendo modificaciones en su actitud y es precisamente lo que haría; en cuanto viese a alguien que le diera confianza y seguridad, no dudaría en demostrar todos sus atributos para ser comprado e irse con el elegido, en vez de ser escogido él.
Era un día un tanto aburrido, entraba mucha gente como siempre y debía interactuar con ellos, no obstante, no pasaba nada nuevo, no habían emociones o aventuras, no existían los desaciertos en ese lugar tan controlado y vaya que los necesitaba para dar un poco mas de sazón a su vida en la tarima, solo pedía algo que pudiera sorprenderlo, solo por una vez algo que trizara la perfección, quería un día para no suprimir de sus memorias, cosa que sus hidalgos clientes no le estaban dando.
Uno a uno los androides eran encendidos para iniciar con las labores previas a la apertura de la tienda donde se encontraban cautivos y exhibidos para su venta. El primer paso era soportar la limpieza, donde un par de vendedores somnolientos debían tallarlos con toallas húmedas para hacer que la silicona oriental con la que era simulada la piel reluciera cual porcelana, el segundo paso era el cepillado de cabello, donde usualmente no había demasiado cuidado, solo debían los hombres procurar no sacar demasiadas hebras de las cabezas mecánicas, pero con el pensamiento de que los sensores de sensibilidad de los androides no eran muy agudos, jalaban el cabello con cada pasada del peine. El tercer paso consistía en desnudar a los androides para ataviar los cuerpos en ropa nueva y que no se notase descuido; en el caso de Cyan, siempre eran kimonos bordados aún a mano, de colores llamativos y telas finas debido al público para el que su modelo, Delta, era dirigido.
Detestaba esa tediosa rutina, repudiaba también a los vendedores de su sección, le tocaban y maniobraban con él como si no pudiese hacerlo solo por el mero hecho de tocar algo lujoso.
Una vez estuvo listo fue cargado por dos hombres a quienes conocía desde que había arribado a la tienda y parado en la tarima que prácticamente figuraba como su hogar, es ahí donde era exhibido cual vitrina como demostración para los clientes. No le molestaba en absoluto estarse parado ahí hasta el anochecer, pues se halagaba con las personas que pasaban por ahí y hacían positivos comentarios, ello superaba la molestia de estar en un altillo reducido en espacio. Con un movimiento leve de su cabeza dio un saludo al Alpha que siempre estaba en la tarima de al lado y luego dirigió su mirada al frente, ahora solo restaba esperar a que los hombres terminaran de acomodar y limpiar todo para que a las 8:00 de la mañana según el reloj, se abrieran las puertas para el público.
Todo debía ser muy simétrico y eficiente porque el dueño se paseaba a menudo para cerciorarse del buen funcionamiento y manutención de la tienda y los ejemplares en ella, así que sin tardar ni una milésima, presionaron el botón que permitiría a futuros compradores adentrarse en este moderno local que poseía los mejores androides con la variedad deseada. A primera hora ya entraba gente, la demanda por estos entes mecánicos e infalibles era muy alta y además estaban de moda en sociedad. Todos los vendedores ya estaban en sus puestos y su tarea era dar un paseo junto a los interesados e ir dando descripciones muy completas de cada tipo de androide, comentar sobre sus creadores, las funciones y sus bondades, hablar acerca de los materiales utilizados en los cuerpos y por supuesto, convencerlos de que tan elevado precio a pagar sería una buena inversión.
Cyan era inexpresivo, usualmente no abría la boca ni sonreía a quienes se acercaran precisando un modelo Delta, era tan flemático y soberbio que los compradores se veían forzados a elegir a otros de su misma clase, aparte de manifestar que comprar un tutor como Cyan para un joven en edad hormonal, sería mas una distracción que un aporte. Eso le relajaba, sentía que de ese modo él podría elegir a su dueño tan solo haciendo modificaciones en su actitud y es precisamente lo que haría; en cuanto viese a alguien que le diera confianza y seguridad, no dudaría en demostrar todos sus atributos para ser comprado e irse con el elegido, en vez de ser escogido él.
Era un día un tanto aburrido, entraba mucha gente como siempre y debía interactuar con ellos, no obstante, no pasaba nada nuevo, no habían emociones o aventuras, no existían los desaciertos en ese lugar tan controlado y vaya que los necesitaba para dar un poco mas de sazón a su vida en la tarima, solo pedía algo que pudiera sorprenderlo, solo por una vez algo que trizara la perfección, quería un día para no suprimir de sus memorias, cosa que sus hidalgos clientes no le estaban dando.
Cyan
Amo : El señor Benoit quiere serlo, se acabronó y no me vende
Pareja : LOGAN DEJA DE ESCRIBIR COSAS EN MI PERFIL
Mensajes : 16
Aquel lugar era realmente extraño, y le resulto un tanto perturbante en cuanto noto a aquellos seres en las tarimas, los miraba entre fascinado y aterrado pues no terminaba de comprender que eran, a sus oídos llegaban las platicas de los vendedores con otros clientes y los constantes tecnicismos lo agobiaban un poco, pero lo había comprendido, aquello no eran ni humanos ni seres como él, eran maquinas, maquinas maravillosas y hermosas para sus ojos.
Se detenía a contemplar aquellos androides, había negado la ayuda de uno de los encargados pues solo se dedicaría a observar, además dio la excusa de que no necesitaba escuchar acerca de tonterías como materiales, construcción o funcionalidad, si algo le interesaba simplemente lo compraría y ya. Aquella respuesta tan ruda logro que dejaran de agobiarlo y se paseo por el lugar deteniéndose frente a todos y cada uno de aquellos androides, mirando fijamente las ropas el brillo en estas, así como imaginando como se sentiría el tacto de aquella piel artificial. A su nariz llegaban aromas tan extraños que solamente pudo asociarlos con aquellos androides, no iba a negar que era un aroma agradable que hacia cosquillear su nariz pero le agradaba, aromas dulces mezclados con aromas que seguramente nunca volvería a oler fuera de aquella tienda.
En ocasiones no podía evitar perderse mirando a algunos androides, preguntándose como era posible que existieran seres capaces de competir con la belleza de los ángeles, le encantaba, le encantaba el simple hecho de pensar que quien lo había creado a él no era el único capaz de crear belleza.
Vago por un largo rato en la tienda, mirando y escuchando a aquellos androides, nunca respondió a lo que decían, simplemente se dedicaba a mirarlos a través del vidrio con curiosidad, examinando sus facciones, toscas o finas, los colores de sus pieles que iban desde el color mas blanco hasta los tonos mas obscuros, se embelesaba mirando los cabellos ajenos, largos, cortos, lacios, ondulados, rizados, en estilos de peinado tan diferentes, sentía que estaba en el paraíso rodeado de tanta belleza.
Hasta que vio a aquel androide ataviado en aquellas hermosas prendas bordadas, camino hasta él mirando cada centímetro de piel expuesta a través de aquella vestimenta, no pudo evitar sentir que aquella piel falsa era mucho mejor que todas las demás que había visto, se embeleso con la curvatura de su cuello, mientras tocaba el vidrio intentando poder sentir un poco más de cerca a aquel chico, en cuanto las yemas de sus dedos tocaron el vidrio sonrió por primera vez al notar una agradable corriente eléctrica recorrer su espalda.
Miro con detenimiento a aquel chico, añorando el tacto de la ropa ajena, era extraño pues no había sentido nada similar con ninguno de los otros androides, miro los ojos ajenos, le encantaba su color.
-Perfección, es la única palabra que puede describirte-susurro sin dejar de mirarlo fijamente pero no pudo evitar sentir algo de vergüenza después de un momento y termino por desviar su mirada, no quería que el otro viera sus horribles ojos.
Se detenía a contemplar aquellos androides, había negado la ayuda de uno de los encargados pues solo se dedicaría a observar, además dio la excusa de que no necesitaba escuchar acerca de tonterías como materiales, construcción o funcionalidad, si algo le interesaba simplemente lo compraría y ya. Aquella respuesta tan ruda logro que dejaran de agobiarlo y se paseo por el lugar deteniéndose frente a todos y cada uno de aquellos androides, mirando fijamente las ropas el brillo en estas, así como imaginando como se sentiría el tacto de aquella piel artificial. A su nariz llegaban aromas tan extraños que solamente pudo asociarlos con aquellos androides, no iba a negar que era un aroma agradable que hacia cosquillear su nariz pero le agradaba, aromas dulces mezclados con aromas que seguramente nunca volvería a oler fuera de aquella tienda.
En ocasiones no podía evitar perderse mirando a algunos androides, preguntándose como era posible que existieran seres capaces de competir con la belleza de los ángeles, le encantaba, le encantaba el simple hecho de pensar que quien lo había creado a él no era el único capaz de crear belleza.
Vago por un largo rato en la tienda, mirando y escuchando a aquellos androides, nunca respondió a lo que decían, simplemente se dedicaba a mirarlos a través del vidrio con curiosidad, examinando sus facciones, toscas o finas, los colores de sus pieles que iban desde el color mas blanco hasta los tonos mas obscuros, se embelesaba mirando los cabellos ajenos, largos, cortos, lacios, ondulados, rizados, en estilos de peinado tan diferentes, sentía que estaba en el paraíso rodeado de tanta belleza.
Hasta que vio a aquel androide ataviado en aquellas hermosas prendas bordadas, camino hasta él mirando cada centímetro de piel expuesta a través de aquella vestimenta, no pudo evitar sentir que aquella piel falsa era mucho mejor que todas las demás que había visto, se embeleso con la curvatura de su cuello, mientras tocaba el vidrio intentando poder sentir un poco más de cerca a aquel chico, en cuanto las yemas de sus dedos tocaron el vidrio sonrió por primera vez al notar una agradable corriente eléctrica recorrer su espalda.
Miro con detenimiento a aquel chico, añorando el tacto de la ropa ajena, era extraño pues no había sentido nada similar con ninguno de los otros androides, miro los ojos ajenos, le encantaba su color.
-Perfección, es la única palabra que puede describirte-susurro sin dejar de mirarlo fijamente pero no pudo evitar sentir algo de vergüenza después de un momento y termino por desviar su mirada, no quería que el otro viera sus horribles ojos.
Cain
Mensajes : 14
La gracia de los androides y a la vez una especie de debilidad en ellos, era que estaban creados a imagen y semejanza de los humanos, con necesidades similares y relojes biológicos a su medida, por lo tanto, sentía calambres en las piernas al cabo de tanto tiempo de pie, sin posibilidades de sentarse, más debía ser fuerte y determinado, no podía caer en nimiedades como esa o sería arrojado a la zona de atrás, tal vez incluso a la bodega donde se almacenaba a los Zeros, si que detestaba ese modelo tan patético de androides. Como salvación a su problema descubrió que su flexionaba sus rodillas cada cierto rato eso le brindaba mas energía para seguir articulando llamativas posturas que llamasen la atención de los clientes. Era un tanto competitivo, mientras mas Delta fuesen vendidos, mas se enorgullecía porque sabía que sería un éxito propio, sería a causa de su buena exhibición que los compradores los prefiriesen a ellos sobre los otros, sin importarle que cada modelo de androides tuviese una habilidad diferente para suplir todas las necesidades, querencias y caprichos.
Día a día tenía cientos de ojos encima, estaba muy acostumbrado a ser observado y detallado, escaneado o estudiado, no obstante, hoy había algo diferente, podía sentir una mirada muy penetrante, tan pesada como el plomo y ello le estaba perturbando. Quiso darle la espalda al dueño de esas pupilas que alborotaban sus nervios, pero en cuanto le vio tocar el vidrio no pudo hacer mas que sonreír, se notaba que ese muchacho de mirada acosadora no había visitado antes el local, ya que todos los compradores eran advertidos de buenas a primeras que si posaban las manos o se apoyaban sobre los vidrios de las máquinas en exhibición, recibirían una pequeña descarga que iría aumentando en voltaje con la segunda o la tercera vez. Terminó riendo despacio, terso y sutil, cerrando sus ojos y llevándose la diestra a bloquear sus labios para no enseñar sus dientes, no tenía permiso para interaccionar con las personas anónimas al otro lado de los vidrios, pero cuando escuchó el dulce halago de ese hombre con cabellos bermellón no pudo evitarlo, había sonado en sus oídos tan sincero e inocente que su protocolar personalidad se desbordó, era imposible que le ignorase, habría sido altamente descortés.
- Te lo agradezco, tus palabras son bienvenidas -
Le dedicó una mirada cordial desde arriba de su podio, siendo breve en su agradecimiento para que no lo cazaran infringiendo las reglas de la tienda, ya había tenido suficientes problemas con el dueño y no estaba dentro de sus proyectos el enfrentarse otra vez a ese molesto e irrespetuoso hombre.
Por su lado, tampoco tenía avalado el tocar el vidrio con sus manos, sin embargo, prefirió por ésta vez correr el riesgo y apoyó sus dedos puntiagudos sobre éste, cerrando con algo de fuerza los ojos por la electricidad recibida dentro de sí. Cuando los abrió descubrió que el de orbes doradas ya no le vislumbraba como antes y ello le hizo ladear su cabeza confundido. ¿Había hecho algo que enviase a dormir al interés ajeno?. Se agachó un poco para acortar medianamente la distancia de alturas entre ambos y aproximó su rostro al cristal, temeroso de volver a tocarlo, por ende, actualmente se movía con mas cautela, no quería hacerse acreedor de otra descarga de superior voltaje.
Miró de un lado a otro para certificar que nadie le estuviese espiando y volvió a sonreír.
- ¿Ya te marchas? -
Interrogó mientras se acomodaba el cabello para no levantar sospechas, tal vez si pretendía estar ocupado en mejorar su apariencia los jornaleros no descubrirían que estaba entablando un diminuto diálogo con alguien ajeno a la empresa. De un lado a otro pasaba sus hebras ébano, peinando cada mechón largo, escondiéndose de vez en cuando entre éstos mientras aguardaba por la contestación de ese anónimo que le había hablado con tal caballerosidad y no como a un producto, como si fuese una persona orgánica. Su incorrecta e intervenida programación le hacía poseer mas anhelos y sueños humanos que afán por cumplir su tarea como androide a diferencia de los demás, así que era todo un honor para él que un foráneo hubiese tenido tanta consideración por su ser y gracias a ello, sus ojos no podían despedir otra cosa que no fuese curiosidad y candor hacia el primer interlocutor que había tenido en su vida, internamente su circuito estaba inquieto, no quería que se fuera así como así, tan rápido y sin nada mas que expresar, era la primera vez que su sistema de nervios era activado y se sentía extraño pero a la vez gratamente sorprendido, se frotó las yemas de los dedos y descubrió que estaban húmedas. Sonrió sutil, pensando en que así debían sentirse los humanos y otras especies naturales cuando vivían o presenciaban algo que les alterase el corazón, fuese positivo o negativo, estaba feliz de sentirlo porque se podía percibir como parte de algo y eso le separaba de la mayoría de los demás androides, podía tildarse especial desde ese momento y le habría encantado dar el agradecimiento correspondiente a ese moreno, más aún le tenía en ascuas con ese desplazamiento de su mirada.
Día a día tenía cientos de ojos encima, estaba muy acostumbrado a ser observado y detallado, escaneado o estudiado, no obstante, hoy había algo diferente, podía sentir una mirada muy penetrante, tan pesada como el plomo y ello le estaba perturbando. Quiso darle la espalda al dueño de esas pupilas que alborotaban sus nervios, pero en cuanto le vio tocar el vidrio no pudo hacer mas que sonreír, se notaba que ese muchacho de mirada acosadora no había visitado antes el local, ya que todos los compradores eran advertidos de buenas a primeras que si posaban las manos o se apoyaban sobre los vidrios de las máquinas en exhibición, recibirían una pequeña descarga que iría aumentando en voltaje con la segunda o la tercera vez. Terminó riendo despacio, terso y sutil, cerrando sus ojos y llevándose la diestra a bloquear sus labios para no enseñar sus dientes, no tenía permiso para interaccionar con las personas anónimas al otro lado de los vidrios, pero cuando escuchó el dulce halago de ese hombre con cabellos bermellón no pudo evitarlo, había sonado en sus oídos tan sincero e inocente que su protocolar personalidad se desbordó, era imposible que le ignorase, habría sido altamente descortés.
- Te lo agradezco, tus palabras son bienvenidas -
Le dedicó una mirada cordial desde arriba de su podio, siendo breve en su agradecimiento para que no lo cazaran infringiendo las reglas de la tienda, ya había tenido suficientes problemas con el dueño y no estaba dentro de sus proyectos el enfrentarse otra vez a ese molesto e irrespetuoso hombre.
Por su lado, tampoco tenía avalado el tocar el vidrio con sus manos, sin embargo, prefirió por ésta vez correr el riesgo y apoyó sus dedos puntiagudos sobre éste, cerrando con algo de fuerza los ojos por la electricidad recibida dentro de sí. Cuando los abrió descubrió que el de orbes doradas ya no le vislumbraba como antes y ello le hizo ladear su cabeza confundido. ¿Había hecho algo que enviase a dormir al interés ajeno?. Se agachó un poco para acortar medianamente la distancia de alturas entre ambos y aproximó su rostro al cristal, temeroso de volver a tocarlo, por ende, actualmente se movía con mas cautela, no quería hacerse acreedor de otra descarga de superior voltaje.
Miró de un lado a otro para certificar que nadie le estuviese espiando y volvió a sonreír.
- ¿Ya te marchas? -
Interrogó mientras se acomodaba el cabello para no levantar sospechas, tal vez si pretendía estar ocupado en mejorar su apariencia los jornaleros no descubrirían que estaba entablando un diminuto diálogo con alguien ajeno a la empresa. De un lado a otro pasaba sus hebras ébano, peinando cada mechón largo, escondiéndose de vez en cuando entre éstos mientras aguardaba por la contestación de ese anónimo que le había hablado con tal caballerosidad y no como a un producto, como si fuese una persona orgánica. Su incorrecta e intervenida programación le hacía poseer mas anhelos y sueños humanos que afán por cumplir su tarea como androide a diferencia de los demás, así que era todo un honor para él que un foráneo hubiese tenido tanta consideración por su ser y gracias a ello, sus ojos no podían despedir otra cosa que no fuese curiosidad y candor hacia el primer interlocutor que había tenido en su vida, internamente su circuito estaba inquieto, no quería que se fuera así como así, tan rápido y sin nada mas que expresar, era la primera vez que su sistema de nervios era activado y se sentía extraño pero a la vez gratamente sorprendido, se frotó las yemas de los dedos y descubrió que estaban húmedas. Sonrió sutil, pensando en que así debían sentirse los humanos y otras especies naturales cuando vivían o presenciaban algo que les alterase el corazón, fuese positivo o negativo, estaba feliz de sentirlo porque se podía percibir como parte de algo y eso le separaba de la mayoría de los demás androides, podía tildarse especial desde ese momento y le habría encantado dar el agradecimiento correspondiente a ese moreno, más aún le tenía en ascuas con ese desplazamiento de su mirada.
Cyan
Amo : El señor Benoit quiere serlo, se acabronó y no me vende
Pareja : LOGAN DEJA DE ESCRIBIR COSAS EN MI PERFIL
Mensajes : 16
Escucho aquella sutil voz, no supo la razón pero le sonó un tanto familiar, agradeció ser bendecido por escuchar tan maravillosa voz, y cuando, escucho la pregunta del chico negó, posando un poco más la mano en el vidrio haciendo inconscientemente una presión mayor que provoco que el circuito que se encargaba de darle aquella descarga eléctrica que el no había logrado identificar se rompiera.
-Lo siento es que... tienes unos ojos tan hermosos que... no podría soportar que vieran unos ojos tan abominables como los míos- dijo para levantar solo un poco la mirada ya sin atreverse a mirarlo nuevamente a los ojos.
Se sentía tan atraído ante tal belleza, sentía algo en su pecho, como si se asfixiara, así que no pudo evitar llevar su mano enguantada a su pecho sintiendo el latir de su corazón, el cual estaba acelerado, se sentía tan raro, no se había sentido así en mucho tiempo, miro su mano posada en el cristal al tiempo que recordaba algunos gritos y un pequeño dolor llego a su cabeza, suspiro y de manera inconsciente volvió a posar su mirada en el chico.
-Como es que un ser tan hermoso como tú, esta en este lugar-dijo sin poder dejar de contemplarlo posando su mano enguantada en el vidrio tambien-Tanta belleza no es digna de estar tras un cristal, que solo opaca tú esplendor-cerró un poco los ojos intentando percibir el aroma del chico, colocando su frente sobre el cristal sin importarle si alguno de los encargados le decía algo.
Miro que dentro no había nada para que el chico pudiera descansar, y supuso que se encontraba todo el día de pie, aquello lo molesto un poco y lo miro fijamente deseando poder ayudarlo de alguna manera para aliviar el cansancio del día a día dentro de aquella maldita "caja".
-Debe ser cansado, estar de pie todo el día, mientras todos simplemente te contemplan, bastardos que no piensan lo exhausto que debes sentirte de estar siempre de pie solo para que puedan contemplarte-dijo mientras un gesto de odio se dibujaba en su rostro pero de inmediato se esfumo.
Lo miro fijamente para sonreírle, algo de tristeza se notaba en sus ojos, deseaba ayudarlo pero realmente no podía, o al menos no sabía que hacer, podía parecer incluso un niño cuando tienen un pequeño problema y no saben como resolverlo antes de que sus padres se enteren.
-Quisiera ayudarte... pero no tengo idea de como hacerlo-expreso al tiempo que movía su mano sobre el cristal como si quisiera acariciar su mejilla
-Lo siento es que... tienes unos ojos tan hermosos que... no podría soportar que vieran unos ojos tan abominables como los míos- dijo para levantar solo un poco la mirada ya sin atreverse a mirarlo nuevamente a los ojos.
Se sentía tan atraído ante tal belleza, sentía algo en su pecho, como si se asfixiara, así que no pudo evitar llevar su mano enguantada a su pecho sintiendo el latir de su corazón, el cual estaba acelerado, se sentía tan raro, no se había sentido así en mucho tiempo, miro su mano posada en el cristal al tiempo que recordaba algunos gritos y un pequeño dolor llego a su cabeza, suspiro y de manera inconsciente volvió a posar su mirada en el chico.
-Como es que un ser tan hermoso como tú, esta en este lugar-dijo sin poder dejar de contemplarlo posando su mano enguantada en el vidrio tambien-Tanta belleza no es digna de estar tras un cristal, que solo opaca tú esplendor-cerró un poco los ojos intentando percibir el aroma del chico, colocando su frente sobre el cristal sin importarle si alguno de los encargados le decía algo.
Miro que dentro no había nada para que el chico pudiera descansar, y supuso que se encontraba todo el día de pie, aquello lo molesto un poco y lo miro fijamente deseando poder ayudarlo de alguna manera para aliviar el cansancio del día a día dentro de aquella maldita "caja".
-Debe ser cansado, estar de pie todo el día, mientras todos simplemente te contemplan, bastardos que no piensan lo exhausto que debes sentirte de estar siempre de pie solo para que puedan contemplarte-dijo mientras un gesto de odio se dibujaba en su rostro pero de inmediato se esfumo.
Lo miro fijamente para sonreírle, algo de tristeza se notaba en sus ojos, deseaba ayudarlo pero realmente no podía, o al menos no sabía que hacer, podía parecer incluso un niño cuando tienen un pequeño problema y no saben como resolverlo antes de que sus padres se enteren.
-Quisiera ayudarte... pero no tengo idea de como hacerlo-expreso al tiempo que movía su mano sobre el cristal como si quisiera acariciar su mejilla
Cain
Mensajes : 14
Llenó sus ficticios pulmones de aire, colmado en impresión cuando el pelirrojo tuvo la osadía de volver a enfrentarse al vidrio electrificado con sus manos.Se irguió con sensación de miedo y dio un paso atrás para protegerse ante cualquier eventualidad, jamás nadie había tocado por tanto tiempo el cristal y no sabía cuál sería la reacción, sin embargo, dedujo por la expresión ajena que la corriente había cesado y cedido ante su roce. La impresionante demostración de valentía le obligó por curiosidad a acercarse de nuevo para poder oír mejor lo que le estaba diciendo, aunque por su parte no tocaría la pared transparente que lo custodiaba, más quería entender qué es lo que impulsaba a dichoso desconocido a tener reacciones tan impulsivas. Su declaración le hizo ladear la cabeza, le extrañó la aversión testificada por el otro en cuanto a sus ojos, pues a en su opinión éstos no tenían nada de malo; eran dorados, tono relacionado con el oro, el sol, solo cosas positivas, era bastante confuso que alguien renegase de eso.
- Yo no veo nada malo en ellos, pero... ¿Te sientes bien? -
Comentó despacio, interrogándolo luego por la visión que tenía de su contrario con la mano en el pecho, puesto que desde su tarima podría llamar a los encargados de enfermería. Movió su cabeza en diversas direcciones para conseguir ayuda, no obstante, el anónimo optaba por cambiar el tema y hablar sobre su estadía detrás de una fortaleza de vidrio grueso e impenetrable, volvió a depositar su atención sobre ese hombre y se posó el dedo índice sobre los labios. ¿Acaso ese hombre no sabía nada de los androides y su fabricación para la venta?. Si que era raro, izó las palmas de sus manos a la altura de su pecho en dirección al muchacho y su boca se entreabrió por cómo éste se apoyaba con tanto descuido sobre el vidrio, haciendo nuevas teorías al respecto. ¿Era un ente sobrenatural que había combatido y vencido la electricidad o definitivamente había fallado el sistema?. No importaba actualmente la contestación a esa pregunta, debía darle respuestas a aquel gallardo, era su mérito y lo premiaría.
- No se si te haz dado cuenta, pero soy un androide, un Delta para ser precisos.. he sido escogido como representante de mi modelo para la vitrina, para que los compradores puedan presenciar en que consisten los Delta, este cristal se encuentra aquí para poder cuidarme de cualquier robo o maltrato de los ignorantes que no sepan maniobrar un androide.. la gente es muy impulsiva y su primer instinto es el de tocar.. me limpian día a día y tendrían que hacerlo mas seguido si estuviese expuesto al roce de otros..es una labor realmente desagradable tanto para ellos como para mi porque es tedioso y deben hacerlo en dupla.. con respecto a la belleza... -
Se permitió una pausa para enfocarse en sonreír, nunca antes había estado encargado de dar él mismo las instrucciones sobre todo, tampoco había podido abrirse y dar su opinión con tal libertad, no había podido conversar con nadie sobre su cotidianidad, por lo tanto era una experiencia nueva, la segunda que ese desconocido le había regalado, así que se concentró para poder proseguir con su relato y saciar las incertidumbres ajenas.
- Debemos ser todos especialmente llamativos, los científicos comprenden que todo entra por la vista y estamos dirigidos a diferentes públicos según él modelo. -
Tanto con sus pupilas como con su dedo indicador señaló al mecánico a su lado; se trataba de un Alpha que lucía constantemente temeroso, indefenso y candoroso.
- Él es un Alpha, son como niños, por eso es mas bajo que yo, no sabe mucho del mundo porque está diseñado para aprender y nutrirse de los conocimientos de un amo o dueño, son perfectos para quien busque carne fresca, para quienes gozan de mandar e imponer sus mandatos o querencias frente a alguien que no pondrá resistencia a la obediencia, contrariamente yo, un Delta, construidos para ser tutores, normalmente son los padres los que nos compran para sus hijos, así que debemos lucir agradables para los ojos adultos y a la par, llamativos para las preferencias juveniles..y ellos son mucho mas exigentes que los mayores. -
Se fijaba en las reacciones de su interlocutor, quien parecía inspeccionar su espacio con dedicación. Para facilitarle la labor se movió, arrinconándose para no entorpecer la aparente búsqueda de algo. Ensimismado se inclinó, queriendo encontrar también lo que tenía tan empecinado al moreno, no obstante, tuvo que rendirse y simplemente dedicarse a mirarlo a él, aguardando que compartiera algún hallazgo.
- Oh, te preocupa que no tenga donde sentarme.. Tranquilo, podemos emular a un ser orgánico con necesidades básicas.. más seguimos siendo androides y aunque sienta que mis piernas no den mas gracias a mis archivos que me hacen ser realista.. y tenga sensaciones de dolor creadas por la programación..yo se que nada va a pasar con mis extremidades, podría estar toda una vida de pie, teniendo una simulación de sufrimiento, sin que mis piernas tengan un daño real. Si en serio fuese perjudicial para nosotros nos darían un asiento, nos están vendiendo y para ello debemos estar perfectos y nuevos, no van a poner tan alto precio a material defectuoso -
Encorvó su espalda y apoyó las manos sobre sus rodillas, dejando caer su peso sobre éstas y frotándolas despacio para comprobar que lo que exponía era verídico. Aún así, podía percibir que quien estaba del otro lado del cristal no estaba contento, algo le estaba aquejando y no temía exteriorizarlo a través de sus facciones; parecía ser una persona muy espontánea y muy real, eso le llamaba la atención e incrementaba su interés, no había visto a alguien que siquiera se le asemejara en calidez, por ende, le habría encantado ver mas de él, de su vehemencia y aprender de sus reacciones.
Nostalgia, esa era la definición de la sonrisa ajena, sabía lo que esa palabra significaba pero no la había visto en acción, no sabía como lucía y ahora lo tenía frente a sí de forma única e irrepetible, estaba aprendiendo demasiado de la simpleza y naturaleza de ese personaje del cual aún desconocía todo menos su pureza.
Sonrió por como los dedos de su contrario frotaban el vidrio a la altura de su propio rostro artificial, dejando marcas opacas a causa del calor que desprendía su cuerpo, a causa de su sangre caliente. Aproximó el rostro hacia el sitio empañado y estudió un poco el grabado de las huellas digitales sobre el cristal, observando luego sus propias yemas que eran lisas y tersas. Rió internamente, los fabricantes no habían tenido la delicadeza de simular esas casi imperceptibles líneas en los dedos.
- No pienses que esto es un suplicio, solo es molesto, pero no cabe en un calvario. No obstante, la forma exclusiva de sacar a un androide de su tienda es comprándolo.. tener uno es un lujo, por lo tanto, los precios son elevados. Robar un androide no es opción porque el dueño mantiene el establecimiento con impecable seguridad... Puedes estar tranquilo, hasta que nadie pague mi precio yo estaré preservado con dedicación.. A veces se dice que es mejor estar por siempre aquí, pues no podemos opinar o imaginar sobre que clase de dueño tendremos, simplemente hay que callar y aguardar por lo mejor.. el único consuelo es aferrarnos a que nadie podría comprar algo tan costoso como para destruirlo.. -
De repente sus ojos escalaron un poco mas arriba y se agrandaron, siendo preludio para una expresión temerosa, desasosegada. Se trataba de uno de los guardias, quien marchaba en dirección a su estante para reprender al rebelde que osaba comunicarse con el producto en venta y además, apoyarse sobre la pared vitrificada, ensuciando el material y dañando el panel de electricidad. El hombre uniformado lucía muy molesto y ello le intimidaba debido a saber como reaccionaban cuando las normas eran incumplidas; si el dueño de la tienda era muy rudo y severo, contrataba gendarmes de la misma raíz para poder proteger su infalible negocio y ser respetado de voz en voz por la ciudad.
No pudo hacer nada, los comandos de sus extremidades no contestaban, así que no podía dar ni una clase de aviso al joven que había sido tan amable y considerado, no podía contribuir al escape del otro o a que estuviese listo para el inminente maltrato que el trabajador iría a darle por ser tan sublevado y de cierto modo, desafiar al señor Benoit con su indisciplina.
- Yo no veo nada malo en ellos, pero... ¿Te sientes bien? -
Comentó despacio, interrogándolo luego por la visión que tenía de su contrario con la mano en el pecho, puesto que desde su tarima podría llamar a los encargados de enfermería. Movió su cabeza en diversas direcciones para conseguir ayuda, no obstante, el anónimo optaba por cambiar el tema y hablar sobre su estadía detrás de una fortaleza de vidrio grueso e impenetrable, volvió a depositar su atención sobre ese hombre y se posó el dedo índice sobre los labios. ¿Acaso ese hombre no sabía nada de los androides y su fabricación para la venta?. Si que era raro, izó las palmas de sus manos a la altura de su pecho en dirección al muchacho y su boca se entreabrió por cómo éste se apoyaba con tanto descuido sobre el vidrio, haciendo nuevas teorías al respecto. ¿Era un ente sobrenatural que había combatido y vencido la electricidad o definitivamente había fallado el sistema?. No importaba actualmente la contestación a esa pregunta, debía darle respuestas a aquel gallardo, era su mérito y lo premiaría.
- No se si te haz dado cuenta, pero soy un androide, un Delta para ser precisos.. he sido escogido como representante de mi modelo para la vitrina, para que los compradores puedan presenciar en que consisten los Delta, este cristal se encuentra aquí para poder cuidarme de cualquier robo o maltrato de los ignorantes que no sepan maniobrar un androide.. la gente es muy impulsiva y su primer instinto es el de tocar.. me limpian día a día y tendrían que hacerlo mas seguido si estuviese expuesto al roce de otros..es una labor realmente desagradable tanto para ellos como para mi porque es tedioso y deben hacerlo en dupla.. con respecto a la belleza... -
Se permitió una pausa para enfocarse en sonreír, nunca antes había estado encargado de dar él mismo las instrucciones sobre todo, tampoco había podido abrirse y dar su opinión con tal libertad, no había podido conversar con nadie sobre su cotidianidad, por lo tanto era una experiencia nueva, la segunda que ese desconocido le había regalado, así que se concentró para poder proseguir con su relato y saciar las incertidumbres ajenas.
- Debemos ser todos especialmente llamativos, los científicos comprenden que todo entra por la vista y estamos dirigidos a diferentes públicos según él modelo. -
Tanto con sus pupilas como con su dedo indicador señaló al mecánico a su lado; se trataba de un Alpha que lucía constantemente temeroso, indefenso y candoroso.
- Él es un Alpha, son como niños, por eso es mas bajo que yo, no sabe mucho del mundo porque está diseñado para aprender y nutrirse de los conocimientos de un amo o dueño, son perfectos para quien busque carne fresca, para quienes gozan de mandar e imponer sus mandatos o querencias frente a alguien que no pondrá resistencia a la obediencia, contrariamente yo, un Delta, construidos para ser tutores, normalmente son los padres los que nos compran para sus hijos, así que debemos lucir agradables para los ojos adultos y a la par, llamativos para las preferencias juveniles..y ellos son mucho mas exigentes que los mayores. -
Se fijaba en las reacciones de su interlocutor, quien parecía inspeccionar su espacio con dedicación. Para facilitarle la labor se movió, arrinconándose para no entorpecer la aparente búsqueda de algo. Ensimismado se inclinó, queriendo encontrar también lo que tenía tan empecinado al moreno, no obstante, tuvo que rendirse y simplemente dedicarse a mirarlo a él, aguardando que compartiera algún hallazgo.
- Oh, te preocupa que no tenga donde sentarme.. Tranquilo, podemos emular a un ser orgánico con necesidades básicas.. más seguimos siendo androides y aunque sienta que mis piernas no den mas gracias a mis archivos que me hacen ser realista.. y tenga sensaciones de dolor creadas por la programación..yo se que nada va a pasar con mis extremidades, podría estar toda una vida de pie, teniendo una simulación de sufrimiento, sin que mis piernas tengan un daño real. Si en serio fuese perjudicial para nosotros nos darían un asiento, nos están vendiendo y para ello debemos estar perfectos y nuevos, no van a poner tan alto precio a material defectuoso -
Encorvó su espalda y apoyó las manos sobre sus rodillas, dejando caer su peso sobre éstas y frotándolas despacio para comprobar que lo que exponía era verídico. Aún así, podía percibir que quien estaba del otro lado del cristal no estaba contento, algo le estaba aquejando y no temía exteriorizarlo a través de sus facciones; parecía ser una persona muy espontánea y muy real, eso le llamaba la atención e incrementaba su interés, no había visto a alguien que siquiera se le asemejara en calidez, por ende, le habría encantado ver mas de él, de su vehemencia y aprender de sus reacciones.
Nostalgia, esa era la definición de la sonrisa ajena, sabía lo que esa palabra significaba pero no la había visto en acción, no sabía como lucía y ahora lo tenía frente a sí de forma única e irrepetible, estaba aprendiendo demasiado de la simpleza y naturaleza de ese personaje del cual aún desconocía todo menos su pureza.
Sonrió por como los dedos de su contrario frotaban el vidrio a la altura de su propio rostro artificial, dejando marcas opacas a causa del calor que desprendía su cuerpo, a causa de su sangre caliente. Aproximó el rostro hacia el sitio empañado y estudió un poco el grabado de las huellas digitales sobre el cristal, observando luego sus propias yemas que eran lisas y tersas. Rió internamente, los fabricantes no habían tenido la delicadeza de simular esas casi imperceptibles líneas en los dedos.
- No pienses que esto es un suplicio, solo es molesto, pero no cabe en un calvario. No obstante, la forma exclusiva de sacar a un androide de su tienda es comprándolo.. tener uno es un lujo, por lo tanto, los precios son elevados. Robar un androide no es opción porque el dueño mantiene el establecimiento con impecable seguridad... Puedes estar tranquilo, hasta que nadie pague mi precio yo estaré preservado con dedicación.. A veces se dice que es mejor estar por siempre aquí, pues no podemos opinar o imaginar sobre que clase de dueño tendremos, simplemente hay que callar y aguardar por lo mejor.. el único consuelo es aferrarnos a que nadie podría comprar algo tan costoso como para destruirlo.. -
De repente sus ojos escalaron un poco mas arriba y se agrandaron, siendo preludio para una expresión temerosa, desasosegada. Se trataba de uno de los guardias, quien marchaba en dirección a su estante para reprender al rebelde que osaba comunicarse con el producto en venta y además, apoyarse sobre la pared vitrificada, ensuciando el material y dañando el panel de electricidad. El hombre uniformado lucía muy molesto y ello le intimidaba debido a saber como reaccionaban cuando las normas eran incumplidas; si el dueño de la tienda era muy rudo y severo, contrataba gendarmes de la misma raíz para poder proteger su infalible negocio y ser respetado de voz en voz por la ciudad.
No pudo hacer nada, los comandos de sus extremidades no contestaban, así que no podía dar ni una clase de aviso al joven que había sido tan amable y considerado, no podía contribuir al escape del otro o a que estuviese listo para el inminente maltrato que el trabajador iría a darle por ser tan sublevado y de cierto modo, desafiar al señor Benoit con su indisciplina.
Cyan
Amo : El señor Benoit quiere serlo, se acabronó y no me vende
Pareja : LOGAN DEJA DE ESCRIBIR COSAS EN MI PERFIL
Mensajes : 16
No podía dejar de mirar a aquel chico, ahora había entendido perfectamente lo que significaba ser un androide, sabía que no eran humanos, eran creaciones mucho más resistentes a los humanos, también limitados en muchos aspectos, dispuestos a la voluntad de alguien más, tirados a la suerte de un buen o un pésimo amo.
Aún así no sabía como es que los humanos lograban ser tan crueles y poco considerados con tan maravillosa creación que ellos mismos habían logrado, miro a los androides que el chico le mencionaba notando al instante las cosas que el otro mencionaba, eran pequeñas cosas las que los diferenciaba en algunas ocasiones pero en otras eran mas que obvias, poso nuevamente sus ojos en él, no podía dejar de pensar que él era el más hermoso de todos y no podía dejar de mirarlo, estaba anonadado y sabía que aquello no era para nada normal,
Sintió que algo no iba bien cuando el chico no pudo moverse, no era como los demás y lo había notado de inmediato aquel congelamiento del chico, escucho pasos acercándose a él y por instinto se giro mirando a aquel sujeto que se acercaba a ellos con esa cara de matón, no le dio importancia y volvió a girarse mirando al chico, de pies a cabeza, se preguntaba como era que aquello comenzaba así de la nada, era raro, nuevo para él y realmente hacía que deseara saber mucho más de los androides.
Aún así no sabía como es que los humanos lograban ser tan crueles y poco considerados con tan maravillosa creación que ellos mismos habían logrado, miro a los androides que el chico le mencionaba notando al instante las cosas que el otro mencionaba, eran pequeñas cosas las que los diferenciaba en algunas ocasiones pero en otras eran mas que obvias, poso nuevamente sus ojos en él, no podía dejar de pensar que él era el más hermoso de todos y no podía dejar de mirarlo, estaba anonadado y sabía que aquello no era para nada normal,
Sintió que algo no iba bien cuando el chico no pudo moverse, no era como los demás y lo había notado de inmediato aquel congelamiento del chico, escucho pasos acercándose a él y por instinto se giro mirando a aquel sujeto que se acercaba a ellos con esa cara de matón, no le dio importancia y volvió a girarse mirando al chico, de pies a cabeza, se preguntaba como era que aquello comenzaba así de la nada, era raro, nuevo para él y realmente hacía que deseara saber mucho más de los androides.
Cain
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Se exaltó a causa de la imprudencia de su interlocutor. ¿Cómo podía ser que se había volteado para ver al gendarme y no le había prestado atención?. Cuando la mirada de su contrario retornó a su rostro, únicamente pudo negar despacio con la cabeza, casi imperceptible, arrugando su frente con líneas de preocupación, elevó sus manos y empleándolas como velo cubrió su propio rostro, no es que fuese un cobarde pero prefería no mirar lo que el guardia haría con el moreno puesto que por las condiciones del uniformado se esperaba lo peor.
- Oye tú! qué acaso no me viste?! - Preguntó con un grito el funcionario iracundo que no podía soportar que le hubiesen ignorado y menos que se incumplieran las reglas del establecimiento en un turno, el señor Benoit era muy claro con sus órdenes a la hora de contratarlos y por su parte había aprendido bien, no defraudaría al jefe y tampoco se daría el lujo de perder el mejor trabajo de su vida, después de todo, era la empresa mas famosa de toda la historia, la labor mejor remunerada y por qué no mencionar que todos querrían tener un empleo ahí. Marchó como una bestia, imponiendo su porte y masa corporal tras la espalda del rebelde y sujetó uno de sus brazos para aplicar una conocida postura de lucha, queriendo inmovilizar al joven para darle una reprimenda antes de sacarlo de ahí, ya había causado un par de daños a la instalación, había sacado de postura al androide #1 (código de venta de Cyan) y luego podría vanagloriarse con el dueño de Toy Box, quizás eso podría significar un aumento en su salario. Ejecutando presión con todas sus fuerzas hasta remarcas las venas de sus brazos, creyó que todo estaba listo, que solo debía golpearlo un poco antes de echarlo de una sola patada, sin embargo, el guardia era tan solo un humano, no pertenecía a i una raza con fuerza especial o poderes que pudieran sustentar su ataque y por muy fuerte que fuera, por muy fornido y alto que se hubiese presentado a la contienda, obviamente estaba en desventaja frente a cualquier especie superior.
El androide se había puesto histérico con la sola aparición del musculoso, lo había escuchado elevar la voz y eso solo auguraba furia, por ende, se había privado de la vista, más no podría alcanzar el sosiego hasta asegurarse de que el pelirrojo estuviese bien, así que con los dedos ligeramente temblorosos separó sus falanges permitiéndose ver entre esos diminutos espacios y la escena que capturó estaba muy lejana a ser lo que había imaginado. Como era deducible el jornalero apelaba a la rudeza y brusquedad, se podía asegurar por su semblante que pretendía lastimar al desconocido, no obstante, el chiquillo infiltrado como comprador lucía tranquilo, como si nada pasara, como si no temiera a tan amenazante hombre.
Poco a poco sus manos fueron resbalando lentamente hasta develar sus facciones atónitas y cayeron a sus costados, ladeó la cabeza y solo pudo protestar a su recién conocido con sus ojos. ¿Cómo es que no estaba forcejeando o intentando protegerse?, sus instintos le impulsaron a abogar por él, así que recopiló aire en sus bolsas internas que simulaban pulmones e intentó subir la voz para ser oído incluso a través del cristal.
- Hey!.. Haz algo!.. Y.. tú, por favor no lo dañes, el vidrio se ha malogrado solo, él es tan solo un joven curioso que quiso investigar sobre los androides sin la necesidad de un discurso prefabricado de un vendedor -
Se había tenido que referir a los tipos que estaban del lado contrario al suyo, ya que ni uno actuaba con cordura, se golpeó la frente con una mano y se refregó el rostro suspirando, el cuadro se veía tan ilógico y dantesco; uno usando la fuerza como primer medio y el otro prácticamente inerte como si aguardara sumiso a una paliza inminente, miró hacia ambos lados pidiendo en su mente que no apareciera un segundo guardia para involucrarse, más bien precisaba de un supervisor que impidiera las trifulcas en plena sala de ventas y que todo culminase de forma pacífica.
- Oigan, dejen de ignorarme y paren con eso, parecen animales, tomen distancia -
Era incluso graciosa la manera en la que quería arbitrar o intervenir en la batalla que estaba empezando, puesto que estaba encerrado en una jaula transparente, no podía hacer nada realmente y menos sería tomado en cuenta; era solo un androide, un artículo en venta, su opinión o peticiones eran del todo irrelevantes al menos para quien había dado inicio a la disputa física, que se esmeraba todavía por apretar el cuello del ángel caído y seguir torciendo sus extremidades superiores.
- Oye tú! qué acaso no me viste?! - Preguntó con un grito el funcionario iracundo que no podía soportar que le hubiesen ignorado y menos que se incumplieran las reglas del establecimiento en un turno, el señor Benoit era muy claro con sus órdenes a la hora de contratarlos y por su parte había aprendido bien, no defraudaría al jefe y tampoco se daría el lujo de perder el mejor trabajo de su vida, después de todo, era la empresa mas famosa de toda la historia, la labor mejor remunerada y por qué no mencionar que todos querrían tener un empleo ahí. Marchó como una bestia, imponiendo su porte y masa corporal tras la espalda del rebelde y sujetó uno de sus brazos para aplicar una conocida postura de lucha, queriendo inmovilizar al joven para darle una reprimenda antes de sacarlo de ahí, ya había causado un par de daños a la instalación, había sacado de postura al androide #1 (código de venta de Cyan) y luego podría vanagloriarse con el dueño de Toy Box, quizás eso podría significar un aumento en su salario. Ejecutando presión con todas sus fuerzas hasta remarcas las venas de sus brazos, creyó que todo estaba listo, que solo debía golpearlo un poco antes de echarlo de una sola patada, sin embargo, el guardia era tan solo un humano, no pertenecía a i una raza con fuerza especial o poderes que pudieran sustentar su ataque y por muy fuerte que fuera, por muy fornido y alto que se hubiese presentado a la contienda, obviamente estaba en desventaja frente a cualquier especie superior.
El androide se había puesto histérico con la sola aparición del musculoso, lo había escuchado elevar la voz y eso solo auguraba furia, por ende, se había privado de la vista, más no podría alcanzar el sosiego hasta asegurarse de que el pelirrojo estuviese bien, así que con los dedos ligeramente temblorosos separó sus falanges permitiéndose ver entre esos diminutos espacios y la escena que capturó estaba muy lejana a ser lo que había imaginado. Como era deducible el jornalero apelaba a la rudeza y brusquedad, se podía asegurar por su semblante que pretendía lastimar al desconocido, no obstante, el chiquillo infiltrado como comprador lucía tranquilo, como si nada pasara, como si no temiera a tan amenazante hombre.
Poco a poco sus manos fueron resbalando lentamente hasta develar sus facciones atónitas y cayeron a sus costados, ladeó la cabeza y solo pudo protestar a su recién conocido con sus ojos. ¿Cómo es que no estaba forcejeando o intentando protegerse?, sus instintos le impulsaron a abogar por él, así que recopiló aire en sus bolsas internas que simulaban pulmones e intentó subir la voz para ser oído incluso a través del cristal.
- Hey!.. Haz algo!.. Y.. tú, por favor no lo dañes, el vidrio se ha malogrado solo, él es tan solo un joven curioso que quiso investigar sobre los androides sin la necesidad de un discurso prefabricado de un vendedor -
Se había tenido que referir a los tipos que estaban del lado contrario al suyo, ya que ni uno actuaba con cordura, se golpeó la frente con una mano y se refregó el rostro suspirando, el cuadro se veía tan ilógico y dantesco; uno usando la fuerza como primer medio y el otro prácticamente inerte como si aguardara sumiso a una paliza inminente, miró hacia ambos lados pidiendo en su mente que no apareciera un segundo guardia para involucrarse, más bien precisaba de un supervisor que impidiera las trifulcas en plena sala de ventas y que todo culminase de forma pacífica.
- Oigan, dejen de ignorarme y paren con eso, parecen animales, tomen distancia -
Era incluso graciosa la manera en la que quería arbitrar o intervenir en la batalla que estaba empezando, puesto que estaba encerrado en una jaula transparente, no podía hacer nada realmente y menos sería tomado en cuenta; era solo un androide, un artículo en venta, su opinión o peticiones eran del todo irrelevantes al menos para quien había dado inicio a la disputa física, que se esmeraba todavía por apretar el cuello del ángel caído y seguir torciendo sus extremidades superiores.
Cyan
Amo : El señor Benoit quiere serlo, se acabronó y no me vende
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Sintió que alguien lo sujetaba y entonces miro de quien se trataba, no pudo evitar sentir una extraña presión sobre si ejercida por el hombre, conocía la postura que el sujeto había tomado, él la había ocupado en un sin fin de ocasiones, en sus memorias pero ahora era diferente, recordaba que también había sido aplicado sobre él un agarre similar pero en esa ocasión sentía que no podía respirar y un dolor horrible inundaba sus músculos pero en esta ocasión no había nada de eso, miro al chico en la vitrina notando aquellas expresiones de preocupación pero ¿A que se debían?, no terminaba de comprender lo que sucedía hasta que escucho al androide hablar.
Entonces cayó en cuenta de que estaba siendo "victima" de un ataque, lo único que pudo hacer fue suspirar, aquel sujeto seguramente era un simple humano, que no infligiera daño suficiente sobre él lo demostraba, estaba por dejarlo pasar y zafarse suavemente y sin dificultad de aquel robusto guardia, pero en cuanto este se movió su cuerpo reacciono por si solo y terminó arrojándolo con fuerza contra una de las paredes al lado de Cyan, sorprendido por su propia fuerza miró sus manos por un instante para después detener un golpe lanzado por el hombre, con solo una mano detuvo el devastador golpe de aquel enorme sujeto, resultaba tan fácil y solo lo empujo un poco esta vez lo suficiente para hacerlo trastabillar.
Creyó haber enfurecido al sujeto pues este se lanzo nuevamente a su ataque, esquivo algunos golpeas agilmente hasta regresar cerca de la vitrina de Cyan, ya no era el mismo, su semblante había cambiado, parecía disfrutar con la cólera e ira que provocaba en aquel sujeto, sus ojos parecían llenos de locura y en sus labios se formo una retorcida sonrisa, malvada y mezquina, su cuerpo estaba por desatar el caos.
Cuando el sujeto volvió a lanzar sobre él un golpe sujeto su mano con un brazo mientras con el otro lo tomaba del cuello alzándolo con facilidad del piso, sonrió con malicia dejando ver sus colmillos al tiempo que lo azotaba la cabeza del sujeto contra el vidrio en la vitrina de Cyan-Deberías aprender cual es tu lugar-le dijo al sujeto para azotarlo nuevamente contra el vidrio provocando que este se cuarteara.
Lo miró nuevamente relamiéndose los labios dando un espectáculo bastante siniestro, mostrando expresiones descabelladas, desquiciadas, asesinas. Lo sujeto por las solapas del saco y lo arrojo al otro lado de la tienda provocando que el impacto rompiera la vitrina de uno de los androides, respiro como si estuviera agitado volteó para mirar a Cyan y sonreirle al tiempo que extendía su mano apenas tocando el vidrio para volverlo añicos. Miró al chico, quería deducir lo que significaban sus expresiones, la sonrisa desapareció de sus labios mientras lo miraba fijamente.
-Esto es lo que soy... ¿Me tienes miedo?-preguntó moviendo su cuerpo como si fuera a entrar a donde se encontraba.
Entonces cayó en cuenta de que estaba siendo "victima" de un ataque, lo único que pudo hacer fue suspirar, aquel sujeto seguramente era un simple humano, que no infligiera daño suficiente sobre él lo demostraba, estaba por dejarlo pasar y zafarse suavemente y sin dificultad de aquel robusto guardia, pero en cuanto este se movió su cuerpo reacciono por si solo y terminó arrojándolo con fuerza contra una de las paredes al lado de Cyan, sorprendido por su propia fuerza miró sus manos por un instante para después detener un golpe lanzado por el hombre, con solo una mano detuvo el devastador golpe de aquel enorme sujeto, resultaba tan fácil y solo lo empujo un poco esta vez lo suficiente para hacerlo trastabillar.
Creyó haber enfurecido al sujeto pues este se lanzo nuevamente a su ataque, esquivo algunos golpeas agilmente hasta regresar cerca de la vitrina de Cyan, ya no era el mismo, su semblante había cambiado, parecía disfrutar con la cólera e ira que provocaba en aquel sujeto, sus ojos parecían llenos de locura y en sus labios se formo una retorcida sonrisa, malvada y mezquina, su cuerpo estaba por desatar el caos.
Cuando el sujeto volvió a lanzar sobre él un golpe sujeto su mano con un brazo mientras con el otro lo tomaba del cuello alzándolo con facilidad del piso, sonrió con malicia dejando ver sus colmillos al tiempo que lo azotaba la cabeza del sujeto contra el vidrio en la vitrina de Cyan-Deberías aprender cual es tu lugar-le dijo al sujeto para azotarlo nuevamente contra el vidrio provocando que este se cuarteara.
Lo miró nuevamente relamiéndose los labios dando un espectáculo bastante siniestro, mostrando expresiones descabelladas, desquiciadas, asesinas. Lo sujeto por las solapas del saco y lo arrojo al otro lado de la tienda provocando que el impacto rompiera la vitrina de uno de los androides, respiro como si estuviera agitado volteó para mirar a Cyan y sonreirle al tiempo que extendía su mano apenas tocando el vidrio para volverlo añicos. Miró al chico, quería deducir lo que significaban sus expresiones, la sonrisa desapareció de sus labios mientras lo miraba fijamente.
-Esto es lo que soy... ¿Me tienes miedo?-preguntó moviendo su cuerpo como si fuera a entrar a donde se encontraba.
Cain
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Todo sucedía en un abrir y cerrar de ojos, sabía que la fuerza no se encontraba en el tamaño de un cuerpo, sin embargo, el desarrollo de la pelea tomaba un curso demasiado inesperado, por ende, no pudo remover la vista de ello ni volver a hacer una acotación pues veía el enorme cuerpo inflado en masa muscular volar cerca de sí hasta estrellarse estrepitosamente contra una pared a su lado, solamente pudo abrir la boca a la par que sus pupilas brincaban inquietas de un lado a otro, observando al gendarme que exhibía su enfado y el daño a su ego mientras se levantaba con lentitud y rictus sólido en su rostro para volver a atacar a su contrincante, y luego al pelirrojo que parecía desconocer la habilidad de sus manos a la hora de defenderse con poderío. Un golpe esta vez mas directo envió el guardia al ángel, pero la historia se repetía, el de orbes doradas lo frenaba como si el humano fuese tan solo un niño y lo hacía tambalearse como si su estructura gruesa fuese solo de utilería.
Era una verdadera vergüenza, la pelea no pasaba desapercibida y ya muchos vendedores habían activado las alarmas que enrojecían la sala y chillaban rebotado por las esquinas, otros trabajadores simplemente presenciaban el enfrentamiento riéndose por la paliza que un joven aparentemente mas escuálido le daba a un mastodonte, contrariamente los androides iban reaccionando según sus modelos, los Alpha lucían temerosos, otros no comprendían del todo lo que se estaba llevando a cabo y los Delta como Cyan desaprobaban el actuar salvaje, no obstante, Cyan era diferente y no terminaba de asombrarse por el espectáculo, jamás había visto algo así y quería estudiar cada movimiento de ambos protagonistas, aprender sobre las reacciones físicas e incluso las internas.
El uniformado ya percibía que lo estaban mirando y no podía perder así como así tan fácilmente el respeto que se había construido en ese lugar, poseer un empleo en Toy Box era un honor además de ser muy bien remunerado, por lo tanto se estaba jugando todo en la contienda, no podía perder ante tantos espectadores y si no frenaba al infractor sería despedido entre burlas y mofas, más era torpe y bruto, atacaba sin tener un plan o una estructura con golpes que volaban sin destino seguro, adelantando su cuerpo para hacer retroceder al otro, pero nada de lo que hacía parecía tener resultados positivos para su propósito, solo estaba desperdiciando energía, jadeaba y el ángel caído estaba tan tranquilo, lozano y vital que si se comparaban, claramente el humano ya habría perdido por haberse movido tanto sin conseguir nada.
Ahora estaban mas cerca de su vitrina y ello le emocionaba porque podría admirar mejor los detalles de todo, no obstante, también agradecía el estar aislado entre sus cristales y no formar parte de la batalla, pues la expresión del moreno había cambiado, lucía como otra persona, como si el chico que recientemente había conocido hubiese desaparecido para dar entrada a uno nuevo, uno temerario, desalmado y agresivo. Aún así, el guardia no parecía haberse percatado de ese detalle y con perseverancia se lanzaba una vez mas hacia el civil, sin embargo, el de cabellos rojizos ya parecía haberse aburrido, ya no le tendría tal piedad anterior y por lo mismo tomó cartas en el asunto y por fin, actuó, tomando el ritmo de la pelea a su antojo. Su letargo ya no existía y por como estaba su actual semblante era deducible que iría a darle una paliza al hombre, le devolvería todos los golpes a los que el otro no había atinado, no obstante, lo que hacía era superior a lo que el Delta había imaginado y con una fuerza suprema que delataba al chico como sobrenatural pudo separar del suelo a un ser que lo sobrepasaba en altura, el gendarme solo podía llevarse las manos al cuello mientras tosía y sacudía las piernas, pero en cuanto el pelirrojo habló, Cyan pudo vislumbrar esas piezas dentales afiladas y puntiagudas que le produjeron desconfianza.
El primer azote del cráneo del jornalero dio de lleno en su vitrina tan fuerte que le obligó a dar un paso en reversa, ciertamente nervioso y asustado, las cosas se habían tornado mas violetas y lo desaprobaba, sobretodo porque golpeando las paredes de su tarima el ángel caído le estaba haciendo formar parte, el segundo golpe en la cabeza tuvo mayor potencia contra su vidrio, trizando el material en varias líneas finas que lo surcaban. Los ojos del androide se dilataron, siempre se quejaba de su jaula y parecía repudiarla, no obstante, era lo único que poseía realmente, era solo suya y ahora estaba mas que arruinada, apegó las palmas de sus manos al cristal en su espalda como si así pudiera sanarlo y miró el desenlace triste que tenía el trabajador de la tienda que arribaba con todo su peso contra otra vitrina haciéndola añicos. Negó lentamente, esos vidrios eran duros, reforzados y el joven de pupilas oro los había quebrado tan fácilmente con su fuerza y movimientos que le daba un trago amargo de decepción, hizo contacto visual momentáneo con el androide desvalido y lo único que el otro mecánico le decía con sus ojos es que el miedo lo estaba gobernando, dejó de ver a su par y condujo sus pupilas claras hacia el sujeto que luego de haber sido tan dulce, había armado tal escándalo, ya nadie quería detenerlo, nadie se atrevía, todos los trabajadores se habían ocultado tras entender que no podrían hacer nada contra él o acabarían inconscientes y lastimados como el guardia, nadie se había preocupado de resguardar a los androides, solo habían huido para salvar sus cobardes traseros.
Tragó con dificultad la sustancia que usaban los científicos para simular su saliva y siendo osado se mantuvo lo mas tranquilo posible ante la mirada fija de su contrario, quien con un solo roce de su mano hizo caer los ya debilitados vidrios de su tarima, dejándolo expuesto al mundo, apegó más sus omóplatos a la estructura de cristal que aún le quedaba y separó un poco sus piernas como si estuviese listo para correr, más la pregunta que con seriedad le hacía le hizo meditar y abandonar esa postura a la defensiva.
- No.. no te tengo miedo, si hubieses querido lastimarme ya lo habrías hecho, pero solo quebraste mi vitrina.. -
Desvió su mirada, respirando profundamente y suspiró.
- Por qué haz hecho eso, que es lo que pretendes ahora -
Interrogó en voz baja para que únicamente su interlocutor pudiese oírlo, su pregunta era directa y concreta, quería una respuesta que valiera la pena tanto destrozo, que fuese digna de el único hombre en la historia que había traspasado todas las barreras del negocio mas exitoso, saliendo airoso.
Apegó su iris en el epicentro de los ojos contrarios, dándole validez a su confesión anterior sobre no atemorizarse ante su poderío y separó medianamente su cuerpo de su inválida zona de seguridad.
- ¿Y..no vas a decirme nada?. -
Enfrentó al de piel tostada, impacientándose por la demora que tenía la llegada de una respuesta que podría cambiar todo en muchas formas, no quería ser defraudado por quien en primera instancia le había hecho sentir tan bien.
Era una verdadera vergüenza, la pelea no pasaba desapercibida y ya muchos vendedores habían activado las alarmas que enrojecían la sala y chillaban rebotado por las esquinas, otros trabajadores simplemente presenciaban el enfrentamiento riéndose por la paliza que un joven aparentemente mas escuálido le daba a un mastodonte, contrariamente los androides iban reaccionando según sus modelos, los Alpha lucían temerosos, otros no comprendían del todo lo que se estaba llevando a cabo y los Delta como Cyan desaprobaban el actuar salvaje, no obstante, Cyan era diferente y no terminaba de asombrarse por el espectáculo, jamás había visto algo así y quería estudiar cada movimiento de ambos protagonistas, aprender sobre las reacciones físicas e incluso las internas.
El uniformado ya percibía que lo estaban mirando y no podía perder así como así tan fácilmente el respeto que se había construido en ese lugar, poseer un empleo en Toy Box era un honor además de ser muy bien remunerado, por lo tanto se estaba jugando todo en la contienda, no podía perder ante tantos espectadores y si no frenaba al infractor sería despedido entre burlas y mofas, más era torpe y bruto, atacaba sin tener un plan o una estructura con golpes que volaban sin destino seguro, adelantando su cuerpo para hacer retroceder al otro, pero nada de lo que hacía parecía tener resultados positivos para su propósito, solo estaba desperdiciando energía, jadeaba y el ángel caído estaba tan tranquilo, lozano y vital que si se comparaban, claramente el humano ya habría perdido por haberse movido tanto sin conseguir nada.
Ahora estaban mas cerca de su vitrina y ello le emocionaba porque podría admirar mejor los detalles de todo, no obstante, también agradecía el estar aislado entre sus cristales y no formar parte de la batalla, pues la expresión del moreno había cambiado, lucía como otra persona, como si el chico que recientemente había conocido hubiese desaparecido para dar entrada a uno nuevo, uno temerario, desalmado y agresivo. Aún así, el guardia no parecía haberse percatado de ese detalle y con perseverancia se lanzaba una vez mas hacia el civil, sin embargo, el de cabellos rojizos ya parecía haberse aburrido, ya no le tendría tal piedad anterior y por lo mismo tomó cartas en el asunto y por fin, actuó, tomando el ritmo de la pelea a su antojo. Su letargo ya no existía y por como estaba su actual semblante era deducible que iría a darle una paliza al hombre, le devolvería todos los golpes a los que el otro no había atinado, no obstante, lo que hacía era superior a lo que el Delta había imaginado y con una fuerza suprema que delataba al chico como sobrenatural pudo separar del suelo a un ser que lo sobrepasaba en altura, el gendarme solo podía llevarse las manos al cuello mientras tosía y sacudía las piernas, pero en cuanto el pelirrojo habló, Cyan pudo vislumbrar esas piezas dentales afiladas y puntiagudas que le produjeron desconfianza.
El primer azote del cráneo del jornalero dio de lleno en su vitrina tan fuerte que le obligó a dar un paso en reversa, ciertamente nervioso y asustado, las cosas se habían tornado mas violetas y lo desaprobaba, sobretodo porque golpeando las paredes de su tarima el ángel caído le estaba haciendo formar parte, el segundo golpe en la cabeza tuvo mayor potencia contra su vidrio, trizando el material en varias líneas finas que lo surcaban. Los ojos del androide se dilataron, siempre se quejaba de su jaula y parecía repudiarla, no obstante, era lo único que poseía realmente, era solo suya y ahora estaba mas que arruinada, apegó las palmas de sus manos al cristal en su espalda como si así pudiera sanarlo y miró el desenlace triste que tenía el trabajador de la tienda que arribaba con todo su peso contra otra vitrina haciéndola añicos. Negó lentamente, esos vidrios eran duros, reforzados y el joven de pupilas oro los había quebrado tan fácilmente con su fuerza y movimientos que le daba un trago amargo de decepción, hizo contacto visual momentáneo con el androide desvalido y lo único que el otro mecánico le decía con sus ojos es que el miedo lo estaba gobernando, dejó de ver a su par y condujo sus pupilas claras hacia el sujeto que luego de haber sido tan dulce, había armado tal escándalo, ya nadie quería detenerlo, nadie se atrevía, todos los trabajadores se habían ocultado tras entender que no podrían hacer nada contra él o acabarían inconscientes y lastimados como el guardia, nadie se había preocupado de resguardar a los androides, solo habían huido para salvar sus cobardes traseros.
Tragó con dificultad la sustancia que usaban los científicos para simular su saliva y siendo osado se mantuvo lo mas tranquilo posible ante la mirada fija de su contrario, quien con un solo roce de su mano hizo caer los ya debilitados vidrios de su tarima, dejándolo expuesto al mundo, apegó más sus omóplatos a la estructura de cristal que aún le quedaba y separó un poco sus piernas como si estuviese listo para correr, más la pregunta que con seriedad le hacía le hizo meditar y abandonar esa postura a la defensiva.
- No.. no te tengo miedo, si hubieses querido lastimarme ya lo habrías hecho, pero solo quebraste mi vitrina.. -
Desvió su mirada, respirando profundamente y suspiró.
- Por qué haz hecho eso, que es lo que pretendes ahora -
Interrogó en voz baja para que únicamente su interlocutor pudiese oírlo, su pregunta era directa y concreta, quería una respuesta que valiera la pena tanto destrozo, que fuese digna de el único hombre en la historia que había traspasado todas las barreras del negocio mas exitoso, saliendo airoso.
Apegó su iris en el epicentro de los ojos contrarios, dándole validez a su confesión anterior sobre no atemorizarse ante su poderío y separó medianamente su cuerpo de su inválida zona de seguridad.
- ¿Y..no vas a decirme nada?. -
Enfrentó al de piel tostada, impacientándose por la demora que tenía la llegada de una respuesta que podría cambiar todo en muchas formas, no quería ser defraudado por quien en primera instancia le había hecho sentir tan bien.
Cyan
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Cuando entro a la vitrina notó la postura defensiva del chico, estaba seguro de que en cualquier momento saldría corriendo, pero entonces cuando lo escuchó hablar de nuevo su propio cuerpo se relajo, sus facciones se relajaron de la misma forma y una sonrisa se formo en sus labios, ¿que tenia que decir?, ni siquiera él lo sabía, ni siquiera el tenía una remota idea de lo que debía decir, escuchaba las alarmas sonar, un sonido tan tenue que el oído humano no lo captaría nunca, pero en cambio a él le parecía tan molesto y persistente, así mismo escuchaba a todos en la tienda caminar de un lado para otro, saliendo del lugar, poniéndose a salvo.
-No se que puedo decirte para justificar lo que hice, solo que note que estabas por correr, mi cuerpo reacciono por si solo, se que ese hombre solo hacía su trabajo pero... tal parece que mi cuerpo recuerda más de lo que mi cabeza puede recordar-se acercó a él y estiro su mano esperando ver si el chico no se alejaba, atreviéndose a tocarlo-Es tan suave, como la de un ángel, perdona que te mancille de esta manera-alejo su mano mirándolo fijamente mientras una hermosa sonrisa se dibujaba en su rostro.
Se alejo un par de pasos de el robot para salir de la vitrina escuchando crujir los cristales bajo sus botas, un dolor lo hizo detenerse, un dolor penetrante en su espalda, un gesto de dolor se dibujo en su espalda y trato de controlarlo, miro a aquel ser tan hermoso frente a él, extendió su mano hacía él invitándolo a que tomara su mano.
-No se lo que soy, ni de donde vengo... pero por lo que sucedió hace unos momentos se que he hecho cosas malas, he lastimado y herido a demasiados seres, y lamento no haberme presentado antes correctamente, mentiré al decirte mi nombre pues no es el que me fue otorgado cuando fui creado, es un nombre que he escogido para mi al no recordar nada de mi pasado... mi nombre, es Caín-se acercó de nuevo a él para acorralar al chico entre su cuerpo y el cristal dentro de aquella vitrina.
Miró fijamente a los ojos del androide, percibía olores tan extraños provenientes de él, no eran los aromas que despediría un humano o cualquier otro ser, no podía alejar sus ojos de él, estaba como hipnotizado por aquella belleza y retrocedió un paso para respirar hondo.
-¿Quieres salir?, ver el exterior... puedo llevarte a la fuerza pero quiero saber tu respuesta, si deseas conocer el exterior por un día, quiero saber si estas dispuesto a arriesgarte a dejar este lugar por un día para volver de nuevo a tu encierro-lo miraba de forma intensa
-No se que puedo decirte para justificar lo que hice, solo que note que estabas por correr, mi cuerpo reacciono por si solo, se que ese hombre solo hacía su trabajo pero... tal parece que mi cuerpo recuerda más de lo que mi cabeza puede recordar-se acercó a él y estiro su mano esperando ver si el chico no se alejaba, atreviéndose a tocarlo-Es tan suave, como la de un ángel, perdona que te mancille de esta manera-alejo su mano mirándolo fijamente mientras una hermosa sonrisa se dibujaba en su rostro.
Se alejo un par de pasos de el robot para salir de la vitrina escuchando crujir los cristales bajo sus botas, un dolor lo hizo detenerse, un dolor penetrante en su espalda, un gesto de dolor se dibujo en su espalda y trato de controlarlo, miro a aquel ser tan hermoso frente a él, extendió su mano hacía él invitándolo a que tomara su mano.
-No se lo que soy, ni de donde vengo... pero por lo que sucedió hace unos momentos se que he hecho cosas malas, he lastimado y herido a demasiados seres, y lamento no haberme presentado antes correctamente, mentiré al decirte mi nombre pues no es el que me fue otorgado cuando fui creado, es un nombre que he escogido para mi al no recordar nada de mi pasado... mi nombre, es Caín-se acercó de nuevo a él para acorralar al chico entre su cuerpo y el cristal dentro de aquella vitrina.
Miró fijamente a los ojos del androide, percibía olores tan extraños provenientes de él, no eran los aromas que despediría un humano o cualquier otro ser, no podía alejar sus ojos de él, estaba como hipnotizado por aquella belleza y retrocedió un paso para respirar hondo.
-¿Quieres salir?, ver el exterior... puedo llevarte a la fuerza pero quiero saber tu respuesta, si deseas conocer el exterior por un día, quiero saber si estas dispuesto a arriesgarte a dejar este lugar por un día para volver de nuevo a tu encierro-lo miraba de forma intensa
Cain
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Persiguió con la vista los dedos impropios que aún sin haberle dado una respuesta a su interrogante, se posaban sobre su piel inorgánica, logrando que sintiera la temperatura congénita ajena aunque no fuese posible absorberla así como lo hacen otras razas, que se traspasan el calor de uno a otro. El tacto fue breve y tan misterioso como la ruptura de su cápsula, por lo visto su interlocutor actuaba sin razones y sin planes, solo lo hacía por instinto y eso era incomprensible para él como máquina. Asintió ante lo que decía, lo que quedaba otra opción, no podía esperar que las mentes de las variadas especies fuesen como la propia, capaces de almacenar y retener todo a su paso, simplemente tenía que acatar, la fuerza de ese hombre podía dejarlo abollado e incluso inválido, peor que un Zero, por ende jugaría el juego con sus reglas y aseveraciones.
Nuevamente la lejanía se instaló entre ellos, los vidrios rotos se quejaban bajo la suela de las botas del moreno, creyó que iba a irse como quien abandona la travesura realizada para no ser culpado, no obstante, se detenía. El lenguaje corporal en el andar del caído le comentaba que algo le incomodaba, pero no lo demostraba en su rostro donde contrariamente era fabricada una sonrisa sincera que se separaba mucho de la expresión que le había visto mientras peleaba con el guardia, actualmente fuera de combate. Le extendió la mano completamente desplegada, a lo que arrugó medianamente su ceño, no sabía que es lo que aquel colorín quería de él y si lo preguntaba seguramente sería en vano al igual que las otras interrogantes que había planteado. Escondió con sigilo sus manos entre los pliegues de su ropa y levantó la cabeza para poder atender correctamente a las palabras que iban saliendo con calma de la boca contraria.
- Caín..Es un nombre histórico de antaño, he leído ya esa parábola y me sorprende que alguien quiera escoger un nombre con tanta carga y estigma.. Mi nombre es Cyan y.. un poco similar a tu historia, tampoco me queda claro de donde vengo porque mi fabricante, el científico que me creó.. murió y no hay muchos antecedentes de él ni siquiera en los registros o libros. -
Aún siendo entes polares, tenían cosas en común y eso conseguía que se sintiera mas cercano al tipo que dejaba de ser un anónimo al revelar su seudónimo, destruyendo barreras entre ambos así como había derrumbado su encierro.
Pensaba que podía deducir todas las futuras acciones y reacciones de todos con tan solo analizarlos, consideraba infalibles sus estudios sobre los demás, sin embargo, Caín salía de sus esquemas y arquetipos, puesto que no vio venir la forma ágil en la que se le acercó hasta casi rozar los dos torsos. Inhaló una corta porción de aire por la boca y la impresión lo llevó a chocar su nuca contra el cristal en pie que aún podía soportar su peso, el aliento del otro revoloteaba entre el armazón de su rostro y su sistema nervioso se activó a causa de la mirada que se azotaba contra las compuertas de sus ojos, los culpables de que tuviese aquel nombre por su color. No pestañeó, tampoco se movió, no hizo comentarios ni contó los segundos que podría durar el hecho de compartir el mismo metro cuadrado, bloqueó todas las nuevas dudas que aparecían en su cabeza y simplemente aguardó impaciente por la próxima jugada de quien tenía el asunto bajo su poder.
Un paso atrás, es todo lo que le era ofrecido y ciertamente le dejaba con gusto a poco, a insatisfacción. Cerró los ojos y su pabellón auditivo cazó la frase despedida por el narrador.
Era descabellado, salir, ni siquiera lo había pensado aún con la vitrina inservible. Era un Delta, modelo creado para las reglas, el protocolo, todo lo que estuviese ligado a las buenas costumbres y el comportamiento intachable, no estaba dentro de sí el deseo o el proyecto de ser insubordinado o desobediente, arremeter contra las normas era del todo reprobable, sin embargo, hubo una parte que había llamado su atención; "Por la fuerza".
¿Podía desafiar la capacidad del angel para saciar la curiosidad que le provocaban las afueras? No sería su culpa si se llevaba a cabo un rapto, quedaría limpio e impune, así que una sonrisa leve y con fragancia a malicia se hizo presente desde su comisura derecha.
- Yo no iré a ningún lado, es este mi lugar y aquí debo permanecer, nada me asegura que tus intenciones son tan simples y bondadosas, así como eres instintivo, no puedo poner mis manos al fuego y decir que no vas a dejarme en un tiradero o cautivo en un cuarto del cual no pueda volver a salir.. y todo sin pagar por mi precio. -
Separó los párpados con fulgor en su mirada, ahora solo debía aguardar a que su interlocutor cumpliera su palabra y se arriesgara a sacarlo en contra de su voluntad, a ver que tan intrépido podía ser y cuántas serían sus ganas de darle bien estar, hacer malabares con la ventura y descubrir si el de ojos oro tendría la capacidad de devolverlo luego de haber demostrado tanto interés por su apariencia.
Nuevamente la lejanía se instaló entre ellos, los vidrios rotos se quejaban bajo la suela de las botas del moreno, creyó que iba a irse como quien abandona la travesura realizada para no ser culpado, no obstante, se detenía. El lenguaje corporal en el andar del caído le comentaba que algo le incomodaba, pero no lo demostraba en su rostro donde contrariamente era fabricada una sonrisa sincera que se separaba mucho de la expresión que le había visto mientras peleaba con el guardia, actualmente fuera de combate. Le extendió la mano completamente desplegada, a lo que arrugó medianamente su ceño, no sabía que es lo que aquel colorín quería de él y si lo preguntaba seguramente sería en vano al igual que las otras interrogantes que había planteado. Escondió con sigilo sus manos entre los pliegues de su ropa y levantó la cabeza para poder atender correctamente a las palabras que iban saliendo con calma de la boca contraria.
- Caín..Es un nombre histórico de antaño, he leído ya esa parábola y me sorprende que alguien quiera escoger un nombre con tanta carga y estigma.. Mi nombre es Cyan y.. un poco similar a tu historia, tampoco me queda claro de donde vengo porque mi fabricante, el científico que me creó.. murió y no hay muchos antecedentes de él ni siquiera en los registros o libros. -
Aún siendo entes polares, tenían cosas en común y eso conseguía que se sintiera mas cercano al tipo que dejaba de ser un anónimo al revelar su seudónimo, destruyendo barreras entre ambos así como había derrumbado su encierro.
Pensaba que podía deducir todas las futuras acciones y reacciones de todos con tan solo analizarlos, consideraba infalibles sus estudios sobre los demás, sin embargo, Caín salía de sus esquemas y arquetipos, puesto que no vio venir la forma ágil en la que se le acercó hasta casi rozar los dos torsos. Inhaló una corta porción de aire por la boca y la impresión lo llevó a chocar su nuca contra el cristal en pie que aún podía soportar su peso, el aliento del otro revoloteaba entre el armazón de su rostro y su sistema nervioso se activó a causa de la mirada que se azotaba contra las compuertas de sus ojos, los culpables de que tuviese aquel nombre por su color. No pestañeó, tampoco se movió, no hizo comentarios ni contó los segundos que podría durar el hecho de compartir el mismo metro cuadrado, bloqueó todas las nuevas dudas que aparecían en su cabeza y simplemente aguardó impaciente por la próxima jugada de quien tenía el asunto bajo su poder.
Un paso atrás, es todo lo que le era ofrecido y ciertamente le dejaba con gusto a poco, a insatisfacción. Cerró los ojos y su pabellón auditivo cazó la frase despedida por el narrador.
Era descabellado, salir, ni siquiera lo había pensado aún con la vitrina inservible. Era un Delta, modelo creado para las reglas, el protocolo, todo lo que estuviese ligado a las buenas costumbres y el comportamiento intachable, no estaba dentro de sí el deseo o el proyecto de ser insubordinado o desobediente, arremeter contra las normas era del todo reprobable, sin embargo, hubo una parte que había llamado su atención; "Por la fuerza".
¿Podía desafiar la capacidad del angel para saciar la curiosidad que le provocaban las afueras? No sería su culpa si se llevaba a cabo un rapto, quedaría limpio e impune, así que una sonrisa leve y con fragancia a malicia se hizo presente desde su comisura derecha.
- Yo no iré a ningún lado, es este mi lugar y aquí debo permanecer, nada me asegura que tus intenciones son tan simples y bondadosas, así como eres instintivo, no puedo poner mis manos al fuego y decir que no vas a dejarme en un tiradero o cautivo en un cuarto del cual no pueda volver a salir.. y todo sin pagar por mi precio. -
Separó los párpados con fulgor en su mirada, ahora solo debía aguardar a que su interlocutor cumpliera su palabra y se arriesgara a sacarlo en contra de su voluntad, a ver que tan intrépido podía ser y cuántas serían sus ganas de darle bien estar, hacer malabares con la ventura y descubrir si el de ojos oro tendría la capacidad de devolverlo luego de haber demostrado tanto interés por su apariencia.
Cyan
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Escuchó atentamente lo que el androide decía notando aquel aire malicioso, sonrió de la misma manera, se acerco de manera casi felina hacia el robot, con las manos hacia los lados mientras su hombros se alzaban un poco, era como si estuviera dispuesto a atacar en cualquier momento, pero en su lugar se acerco lo suficiente al rostro ajeno como para hacer chocar su aliento contra el chico.
-Entonces lo haré por la fuerza-dijo sonriendo para sujetarlo y cargarlo para sacarlo de ahí evitando así que se lastimara con los vidrios regados por el piso.
Los vidrios crujían bajo sus botas a cada paso que daba, camino por el pasillo de la tienda mirando a los pocos vendedores que quedaban los cuales no hicieron nada al respecto, miro a algunos de los androides tras las vitrinas y camino tocando algunas de estas mientras caían hechas añicos al roce de sus dedos.
Camino sujetando con fuerza suficiente al androide para evitar que "escapara", salio de la tienda y miro hacía adentro viendo detenidamente el caos que había creado adentro. Pero no tardo en ignorarlo para caminar con el androide entre sus manos.
-Respecto a lo que dijiste de mi nombre, lo utilizo por que lo último que recuerdo es sangre en mis manos, tal vez asesine a alguien a quien quería, no soy una buena persona... o un buen ser, por eso me he nombrado de esa manera-dijo sin dejar de caminar con tranquilidad.
-Entonces lo haré por la fuerza-dijo sonriendo para sujetarlo y cargarlo para sacarlo de ahí evitando así que se lastimara con los vidrios regados por el piso.
Los vidrios crujían bajo sus botas a cada paso que daba, camino por el pasillo de la tienda mirando a los pocos vendedores que quedaban los cuales no hicieron nada al respecto, miro a algunos de los androides tras las vitrinas y camino tocando algunas de estas mientras caían hechas añicos al roce de sus dedos.
Camino sujetando con fuerza suficiente al androide para evitar que "escapara", salio de la tienda y miro hacía adentro viendo detenidamente el caos que había creado adentro. Pero no tardo en ignorarlo para caminar con el androide entre sus manos.
-Respecto a lo que dijiste de mi nombre, lo utilizo por que lo último que recuerdo es sangre en mis manos, tal vez asesine a alguien a quien quería, no soy una buena persona... o un buen ser, por eso me he nombrado de esa manera-dijo sin dejar de caminar con tranquilidad.
Cain
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Giró un poco su cabeza debido a la inusual cercanía de su contrario y al segundo siguiente se halló expulsando un suspiro impresionado al ser levantado de esa manera, por instinto se aferró a los omóplatos contrarios y pensó dentro de su impacto "¿De verdad me está raptando?". Sabía que su jugarreta había influido en la decisión del pelirrojo, más ahora que lo llevaba a cabo no sabía que pensar, que decir o si esa había sido la decisión correcta, en sus ojos se reflejaba como los vidrios en el suelo iban cediendo ante el peso de los pasos del caído y quedó boquiabierto al presenciar que su captor todavía no terminaba de dejar una firma imborrable en la tienda donde se había fundado una empresa emblemática, seguía destrozando vitrinas a lo que los androides en su interior solo atinaban a agacharse y proteger sus cabezas con los brazos, al igual que él, ni uno de ellos se esperaba el ser sacado de su cápsula segura con tanta rudeza, tenían costumbre a la rutina y estaban bien con eso, pero este día todo había variado y sería una marca que quedaría en los registros de todos; probablemente muchos de ellos se volverían Zero tras no poder digerir los sucesos que pudieron tacharse como desafortunados y catastróficos.
Miró a los empleados; vendedores, guardias, hombres de aseo, supervisores y no tuvo mas palabras para ellos que cobarde, frunció el ceño por la decepción, siempre confío en que ellos eran excepcionales en su cuidado y en su trabajo, sin embargo, eran todos una manga de inútiles. Sonrió y queriendo burlarse de ellos por su nuevo hallazgo solo les hizo una seña con su mano, levantando el dedo índice y medio con la reconocida figura de amor y paz y terminó por cruzar el umbral que había anhelado cruzar con un buen pagador, un dueño, para no volver mas, no obstante, el destino le había preparado esta travesura y pudo sentirse mas orgánico que nunca; incluso la vida de un androide podía tener cambios drásticos e inesperados, incluso ellos podían cambiar lo que correspondía.
- No tan fuerte -
Exigió al sentir la presión sobre su cuerpo que era ejercida por el fornido agarre de Caín a la par que iba escuchando el por qué de la elección de dichoso nombre.
- Entonces vives a base de supuestos y te vuelves fiel a ellos para poder darte aunque sea algo por seguro.. me parece una buena doga de felicidad y quietud. -
Comentó sin dejar claro si daba su punto de vista con sarcasmo o si iba en serio.
Miraba nervioso el entorno, intentaba guardar todas las escenas con demasiada rapidez, no quería pasar por alto nada pues al regresar quería contarlo todo, pretendía darse importancia siendo el primer androide en abandonar Toy Box para luego regresar. El exterior le parecía genial aunque ciertamente intimidante, todo lo conocía por imágenes impuestas en su base de datos pero no había podido verlo por sí mismo como para comprobarlo, aún entre los brazos del joven que había resultado algo similar a un delincuente, estiró su mano y tocó una planta, frotándose los dedos por la temperatura fría que ésta tenía y la textura. Levantó la cabeza e intentó mirar al otro que no detenía sus pasos.
- Y dime, ahora dónde vamos, esto ya se me transformó en una confusión. -
Miró a los empleados; vendedores, guardias, hombres de aseo, supervisores y no tuvo mas palabras para ellos que cobarde, frunció el ceño por la decepción, siempre confío en que ellos eran excepcionales en su cuidado y en su trabajo, sin embargo, eran todos una manga de inútiles. Sonrió y queriendo burlarse de ellos por su nuevo hallazgo solo les hizo una seña con su mano, levantando el dedo índice y medio con la reconocida figura de amor y paz y terminó por cruzar el umbral que había anhelado cruzar con un buen pagador, un dueño, para no volver mas, no obstante, el destino le había preparado esta travesura y pudo sentirse mas orgánico que nunca; incluso la vida de un androide podía tener cambios drásticos e inesperados, incluso ellos podían cambiar lo que correspondía.
- No tan fuerte -
Exigió al sentir la presión sobre su cuerpo que era ejercida por el fornido agarre de Caín a la par que iba escuchando el por qué de la elección de dichoso nombre.
- Entonces vives a base de supuestos y te vuelves fiel a ellos para poder darte aunque sea algo por seguro.. me parece una buena doga de felicidad y quietud. -
Comentó sin dejar claro si daba su punto de vista con sarcasmo o si iba en serio.
Miraba nervioso el entorno, intentaba guardar todas las escenas con demasiada rapidez, no quería pasar por alto nada pues al regresar quería contarlo todo, pretendía darse importancia siendo el primer androide en abandonar Toy Box para luego regresar. El exterior le parecía genial aunque ciertamente intimidante, todo lo conocía por imágenes impuestas en su base de datos pero no había podido verlo por sí mismo como para comprobarlo, aún entre los brazos del joven que había resultado algo similar a un delincuente, estiró su mano y tocó una planta, frotándose los dedos por la temperatura fría que ésta tenía y la textura. Levantó la cabeza e intentó mirar al otro que no detenía sus pasos.
- Y dime, ahora dónde vamos, esto ya se me transformó en una confusión. -
Cyan
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-Algo similar a lo que dices, debo aferrarme aunque sea a un recuerdo que seguramente esta incompleto, es la única manera que tengo para poder seguir con una vida un poco normal-dijo mirándolo fijamente, continuo caminando hasta llegar a un pequeño parque en el cual deposito al chico sobre una banca.
-no se a donde ir, ¿tienes alguna idea?, o algún lugar al que siempre hayas querido ir, la verdad yo no tengo idea al respecto, así que acepto sugerencias-se sentó al lado del chico mirando el cielo para respirar profundo el aire fresco del lugar, extendió un poco la mano mientras una mariposa se acercaba y esta se poso en la yema de su dedo indice, miro a aquel pequeño ser mover aquellas pequeñas alitas y tuvo el cruel impulso de arrancar aquellas alas lentamente del cuerpo de la mariposa.
Por esa razón tomo la mano del androide y poso la mariposa en una de las yemas ajenas, se preguntaba que pasaria por la cabeza de aquel androide al ver aquella mariposa, por que en la suya solo cruzaban dos palabras, libertad y remordimiento. Miró el cielo había algo en el que anhelaba con todo su ser, que deseaba, cerro los ojos imaginandose como aquella mariposa volando libre con aquel par de alas hasta que un dolor atraveso su espalda por completo, abrio los ojos nuevamente mirando al chico acariciando su cabello.
-¿Crees que la libertad deba ganarse o es algo que esta ahí presente esperando por ser tomado?-lo miro esperando la respuesta del androide pues probablemente este tendría una buena respuesta para aquello, pues seguramente tenía más conocimiento que él. Se sento en el suelo frente al chico esperando por una respuesta tocando sus pies desnudos acariciando la tela suave de aquel kimono.
Embelesado por la figura de aquel chico a la luz natural, lucia tan diferente a como estaba dentro de aquella vitrina, era como si luciera mucho mejor bajo la luz natural que bajo una luz artificial.
-no se a donde ir, ¿tienes alguna idea?, o algún lugar al que siempre hayas querido ir, la verdad yo no tengo idea al respecto, así que acepto sugerencias-se sentó al lado del chico mirando el cielo para respirar profundo el aire fresco del lugar, extendió un poco la mano mientras una mariposa se acercaba y esta se poso en la yema de su dedo indice, miro a aquel pequeño ser mover aquellas pequeñas alitas y tuvo el cruel impulso de arrancar aquellas alas lentamente del cuerpo de la mariposa.
Por esa razón tomo la mano del androide y poso la mariposa en una de las yemas ajenas, se preguntaba que pasaria por la cabeza de aquel androide al ver aquella mariposa, por que en la suya solo cruzaban dos palabras, libertad y remordimiento. Miró el cielo había algo en el que anhelaba con todo su ser, que deseaba, cerro los ojos imaginandose como aquella mariposa volando libre con aquel par de alas hasta que un dolor atraveso su espalda por completo, abrio los ojos nuevamente mirando al chico acariciando su cabello.
-¿Crees que la libertad deba ganarse o es algo que esta ahí presente esperando por ser tomado?-lo miro esperando la respuesta del androide pues probablemente este tendría una buena respuesta para aquello, pues seguramente tenía más conocimiento que él. Se sento en el suelo frente al chico esperando por una respuesta tocando sus pies desnudos acariciando la tela suave de aquel kimono.
Embelesado por la figura de aquel chico a la luz natural, lucia tan diferente a como estaba dentro de aquella vitrina, era como si luciera mucho mejor bajo la luz natural que bajo una luz artificial.
Cain
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Miér Sep 07, 2016 2:44 pm por Kousetsu Ryo
» Ultimam Voluntatem [Élite]
Sáb Ago 06, 2016 6:41 am por Invitado
» [Normal] ♕ Return Of Kings
Jue Ago 04, 2016 9:15 am por Invitado
» Beyond the stars - CAMBIO DE BOTÓN - NORMAL
Lun Jul 25, 2016 3:34 pm por Invitado
» Saint Seiya Rol {Afiliación Hermana}
Sáb Jul 16, 2016 12:44 am por Invitado
» Beyond the stars - NORMAL
Vie Jul 15, 2016 7:33 am por Invitado
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Lun Jul 11, 2016 12:53 am por Joshua Benoit
» ▬ Registro de Grupo
Lun Jul 11, 2016 12:52 am por Joshua Benoit
» Sakoku [Afiliación hermana]
Lun Jul 11, 2016 12:43 am por Joshua Benoit