Primogénito nacido en una familia promedio, Natsuki fue parte de un parto doble, donde él y su gemelo estuvieron en riesgo de morir, pero gracias a los médicos que estuvieron a cargo de ellos, lograron poder salir sanos y salvos.
Sus padres ante aquel suceso conocieron el miedo al estar a nada de perderlos, fue por eso mismo que su relación entre los cuatro siempre fue bastante afectiva. Natsuki siempre se presentó como el más alegre, enérgico y cariñoso, mientras que su gemelo, Satsuki, era más tranquilo, observador y violento, cosa que sorprendía bastante a quienes los conocían. Eran un par muy unido, que se cuidaban entre sí, se ayudaban en las buenas y en las malas, inseparables, pero por mala suerte, Satsuki era frágil en salud.

El rubio descubrió esto de su gemelo un día normal de juego, en el cual ambos habían decidido ir al parque ya que Satsuki no acostumbraba moverse mucho. La sorpresa fue cuando se adentraron entre las plantas y los árboles jugando al escondite. Natsuki mientras se escondía fue amenazado por una serpiente, que lo hizo al instante gritar pidiendo auxilio, que fue nulo al estar algo lejos de las personas. Satsuki fue el único que lo escuchó y salió corriendo a su rescate tomando por la cola al animal y arrojarlo lejos, pero en poco se había desplomado en el suelo sin poder respirar adecuadamente. Se alarmó por la condición de su hermanito sin saber qué hacer. Ayudándolo a levantarse le observo la mano y para su sorpresa tenía una mordida producida por ese reptil.

Lograron internarlo a tiempo gracias a su rápido actuar, pero aun así se sentía mal de ser la causa de su estado, fue en ese momento en que sus padres decidieron contarle la verdad. Al parecer Satsuki, el día de su nacimiento, lo había ayudado a salir del vientre de su madre, empujándolo, cosa que lo hizo retrasar su propia salida. Nat al saber aquello simplemente se sorprendió de lo bueno que había sido desde siempre, cuidándolo. Desde ese momento se había propuesto ser más fuerte para poder cuidar de su hermanito y los futuros niños.

Los años pasaron y el pequeño niño se convirtió poco a poco en un adulto. Su desempeño escolar era sorprendente  tanto que alcanzó entrar en medicina y destacar en ello. Pero ¿para qué? Para poder especializarse principalmente en la pediatría, quería con todo el corazón ayudar a los niños a ser fuertes y que estuvieran bien, cumplir su promesa. No quería que se repitiera con los demás lo que había pasado con su gemelo.
Fue así como decidido dejo la casa para hacer su vida. Sabía que con eso la unión que tenía con su hermanito sería distante, pero tenía muchas ideas en la cabeza por volver realidad y no esperaría más.

Consiguió una buena casa para vivir, con vecinos agradables y lo mejor, cercano a su centro médico. Tardó un poco en sentirse cómodo viviendo solo, alegrado por poder ser visitado en su trabajo por muchos niños, eso lo emocionaba. De repente un día, a altas horas de la noche, tocaron a su puerta, se trataba de uno de sus vecinos, llevaba en sus brazos a su hijo, le pidió a suplicas que lo atendiera, pero era prohibido atender fuera de su estación, podrían reportarlo, pero el hombre seguía rogando a lagrima gorda. Al final no se lo pudo negar y lo dejó pasar para revisarlo, el niño tenía una herida profunda en su espalda y hombro izquierdo, como si fueran garras de oso –¿Qué es esto? Esto ni siquiera es humano - Se sintió de algún modo estafado, como si estuvieran jugando con él. El hombre, apenado le pidió disculpas, pero no sabía que hacer en aquella situación, lo peor de todo es que Natsuki no entendía lo que pasaba hasta que siguió hablando. Al parecer ese niño era un androide y había sido atacado por un licántropo o una bestia similar. Al final fue imposible hacer algo al respecto, todo a causa de su nulo conocimiento en el medio de las máquinas, afirmándole al hombre, su vecino, que debía de tener más cuidado. El chico estaba perdido.

Ya a conciencia de que los humanos no estaban solos, decidió trabajar de una nueva forma. Para esto, se impuso el hecho tener su consultorio dentro de su casa, así facilitar a las creaturas acudir a él sin ser descubiertos mientras eran tratados, ya sean mendigos, esclavos, ladrones, de todo, el pago era claro, que se dejaran examinar por él. Poco a poco su casa fue visitada constantemente por niños humanos y de toda raza para un buen cuidado. Aprendía de ellos y los conocía, cosa que al hablar con personas sin idea de ello lo consideraban un loco, pero sus comentarios no le molestaban, solo seguía con su trabajo.

Ya tenía toda una buena vida asegurada, sus familiares lo visitaban, su hermano lo ponía a la moda con las prendas y sus visitantes le hacían brillante sus días, no había más que pedir. Lo que nunca se esperó es que todo aquello quedaría atrás de un momento a otro.
A pesar de que intentaba mantener en secreto su frustración por aprender más y más de los seres, terminó por meter la pata. Poco a poco se iba metiendo más en sus análisis, tanto que iba y compraba en el mercado negro varios cuerpos, ya sea vivos o muertos de seres para así disfrutarlos y terminar por abrirlos. Varios no salían con vida, el resto lograban ser sueltos o re-vendidos pero con serios traumas. Incluso llegó a experimentar con partes de los mismos androides y en un simple juego, intentar implementar sus piezas a los mismos humanos, a veces daban buenos resultados, otras… Ni contando. Eso fue lo que llevo a la demencia al joven castaño que tras su sonrisa ocultaba su verdad que hasta el momento nadie había descubierto.