Martes || 16:43 hrs. || Localización, zona Sur de la ciudad, vivero/café "Lucky Clover"

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*Parecía que aquel día daba buena señal, el clima era cálido, pero no llegaba a desbordar en el calor, con llevar ropas flojas serviría más que suficiente para sobrevivir, incluso para aquellos que en traje iban a trabajar. El mismo aire también ayudaba bastante puesto que no era nada sofocante y se sentía fresco, un pronto anuncio al futuro cambio de clima, pero lo más asombroso de todo aquello es que no hubo golpes, ni desayunos quemados, ni perdidas de macetas rotas o plantas muertas en el vivero café en el que trabajaba. Todo iba perfecto para aquel chico acostumbrado a la mala suerte y como agradecía que hoy estuviera así, eso incluso subía de sobremanera sus ánimos.

La primavera era lo mejor para el negocio, ya que las flores que cultivaban eran las más bellas y exóticas, cuidaban de una gran variedad y sin duda siempre tenían muchas visitas, más en estas fechas. A pesar de eso y por miedo de que cualquier incidente pasara, al joven castaño se le pedía entregar muestras de algunas flores fuera del lugar ¿Por qué? Simple, su abuelo debía de mantener el orden en el lugar, tanto el café como el vivero, el cual sin duda alguna podría decaer si planeaba dejar al chico merodear por aquel espacio; por lo tanto, una tarea sencilla era manejable y no produciría un percance mayor*

Si les gusta puedo asegurarles que dentro encontrarán muchas más, pasen, el abuelo les atenderá *Decía con ese tono amable a un par de chicas que, entre risas, se adentraron curiosas al gran espacio verde que tenía a sus espaldas, él podría guiarlas y todo, pero el camino de piedra sería suficiente, sin contar la cortina de trepadoras y demás, era un lugar que no daba oportunidad a perderse por lo organizado en su presentación, además, si seguían avanzando lo más probable es que se podrían dar un deleite en cuanto al café. Sí, esas eran las ideas que cruzaban por la cabeza del chico cada que conseguía convencer a alguien de que entraran, aunque debía de admitir que el lugar hablaba por sí solo.

Su voz siguió presente, alegre y con mucho entusiasmo, pasando a entregar a las personas que recorrían la acera la muestra de flor, algo pequeño y aun en tierra, después de todo, ellos estaban a favor de mantenerlas con vida* Adelante, puede ser un detalle para su madre, su enamorada o incluso su hermano. Las plantas son indispensables en casa, además, tenemos área de cafetería, perfecto para salir de la rutina de la ciudad *Sí, lo podía sentir, aquel día iba a ser diferente, todo sería mejor*

*A pesar de todo lo que pudieran decir de aquel día, el castaño estaba con la emoción a tope, no quería que nada ni nadie se interpusiera en lo que podría ser su mejor momento de la vida, por eso es que estaba dando lo mejor de sí para poder transmitirles a todas esas personas que iban de paso frente al vivero una vibra tan positiva que hasta sonrisas les lograba arrancar; nada mejor que una preciosa paga con gestos tan agradables, de eso podía vivir*

Claro que el amarillo te luce, solo mira de ves preciosa *Jugueteó con una pequeña niña que se separó de su madre por su culpa, aunque al final ambas terminaron siguiendo su camino alegres, así que solo se despidió con la mano listo para continuar, pero cuando se giró para volver la vista al frente, se topó con una imagen relativamente extraña. Aquella mano que se le era presentada le sorprendió a cierto nivel que ni siquiera supo que hacer ¿A qué venía aquello? Que supiera no pagaban renta ni nada… Pero salieron sus palabras y comprendió mejor* ¿La flor? *Y no tardó en volver a plasmar su brillante sonrisa a su rostro, asintiendo justo para pasarle la seleccionada al extraño hombre y lo decía por su apariencia, que en realidad para él no tenía nada de malo, después de todo, provenía de un lugar con seres más exóticos que el presente*

Aquí tienes, se nota que te cargas con un buen ojo; aunque es pequeña y algo sensible, aún tiene un largo periodo de vida que recorrer *Comentó mientras le hacía entrega de aquella bolsita de tierra que servía de cuna para la planta* Parece algo débil pero te aseguro que con un buen cuidado podrá florecer cada que el sol le ilumine, además, se hará de un tallo más fuerte y después no solo tendrá esta pequeña flor, sino será acompañada de muchas más que crezcan con ella *Demonios, parecía que de nuevo estaba hablando de más, pero era inevitable, se emocionaba con todo eso, en especial porque le recordaban un tanto al cuento de las habichuelas mágicas.

Terminó por negar suave con su cabeza y notó como había observado el vivero, quizás podría conseguirlo como cliente* Pero sabes, tenemos muchas más cosas asombrosas aquí dentro, sería bueno que te dieras el tiempo para contemplarlas, incluso contamos con cafetería para que te relajes de la rutina de la ciudad *Bueno, al final de todo su abuelo le encomendó la tarea de conseguir personas ¿Cierto? Aquel chico contaría, eso era lo mejor* Si gustas puedo darte un recorrido. *Además, el mayor no se tendría que enterar, era un solo cliente y se veía calmado, buena oportunidad para salirse de aquel aburrido momento de solo repartir muestras*

Acunó entre sus manos aquella bolsa de tierra y observó con detenimiento aquella flor, parecía algo débil, debía conceder, aunque su estado era menos vigoroso que las demás que se encontraban exhibías, fue precisamente este detalle el que llamase su atención, además de su color particular. Nada de eso representaba un inconveniente para él, ni genera un motivo para querer cambiar su elección. Tenia pensado hasta un buen lugar donde el sol le llegaría sin hostigarla y podría crecer sin ser molestada, era la primera vez para Kousetsu que debía cuidar directamente de un ser vivo, quizás la primicia de no ser un humano y que pudiese tenerla anclada a una maceta sin que esta se moviese lejos de su vista, le daba cierta confianza para hacerse cargo de tal tarea.

Claro que aquello no se vio reflejado en su rostro, más que un esbozo de sonrisa que curvó sus labios al momento de acariciar con delicadeza, con la yema de sus dedos, los pétalos de aquella flor. Despegó unos segundos la mirada de la flor, cuando noto que el discurso del humano había cambiado de la flor a lo que posiblemente se encontraba dentro de aquel lugar. Sus ojos se quedaron clavados en el rostro ajeno, esa mirada azulina y rasgada que daba un toque frío a su expresión, sin nada en particular, solo había sido creado así y no se había dado a la tarea de mejorar eso, al contrario de muchos de sus compañeros que parecían mimetizar muy bien con los gestos humanos.

—¿Hay más flores en el interior? —formulada la pregunta de interes, comenzó a avanzar con aquella flor entre sus manos, la idea de ver un campo de flores le alentaba en cierta medida a regresar más tarde a su morada. Frenó antes de atravesar el umbral y se giró un tanto sobre sus pies para quedar perfilado y observar una vez más al chico.

—Por favor, aceptaré el recorrido si no es molestia —aquello le interesaba más que la idea de tomar una bebida, despues de todo no era algo que necesitaba, pero si el ambiente le inspiraba, podría pedir algo en referencia para pagar la amabilidad que el chico estaba mostrando para con él.